En Cardeñadijo, como en muchas otras localidades burgalesas, los empadronados disfrutan de las suertes de leña que permiten aprovechar recursos de propiedad municipal para afrontar los rigores del invierno, previo pago de una cuota. Sirve también como estrategia para mantener limpios los montes, sobre todo cuando las administraciones superiores menos se preocupan de ellos y, en este municipio del Alfoz de Burgos, para preservar el patrimonio, también el arqueológico.
Porque las suertes vecinales abundan, pero resulta más excepcional que te toque un vecino en suerte comprometido con el bien común como el que ha protagonizado un hallazgo tan valioso como casual cuando cortaba leña. Entre tronco y tronco observó que sobresalía una piedra circular, demasiado bien tallada como para no ser fruto de la acción humana.
Y en vez de intentar sacarla para llevársela al jardín de su casa y presumir con la cuadrilla optó por hacer lo correcto y dar aviso a los agentes medioambientales del Servicio de Territorial de Burgos.
El martes por la mañana acudieron en compañía de una arqueóloga de la Delegación de la Junta, que tras estudiar la estela funeraria certificó que tiene origen posiblemente medieval y valor artístico, aunque no se trate de una pieza única. Por ello, y tras inventariarla, en vez de trasladarla al Museo de Burgos se optó por depositarla en el Ayuntamiento de Cardeñadijo, que ahora deberá decidir su destino. Posiblemente acabe expuesta en la ermita de Nuestra Señora del Carmen, también de titularidad municipal y en el centro del pueblo.
Agradecimiento. Los representantes municipales y de la Junta remarcaron el agradecimiento al ciudadano, que además de dar el aviso no tocó nada y evitó descontextualizar el hallazgo arqueológico. Para los agentes medioambientales que acudieron en primera instancia también era «la primera vez» que realizaban una intervención de este tipo. Una vez examinada y fotografiada la estela funeraria, tuvieron que acarrearla a pulso desde el monte hasta el vehículo oficial, con cuidado y maña, pero también con fuerza, puesto que la pieza en cuestión pesa entre 40 y 50 kilos y mide aproximadamente medio metro de alto. Cuando el hacendoso vecino se la encontró, apenas asomaba menos de la mitad de la pieza, cuya forma fue descrita por un testigo presencial como la de una piruleta. No todo van a ser hongos y setas.