Los piragüistas Saúl Craviotto, Marcus Cooper Walz, Carlos Arévalo y Rodrigo Germade se colgaron este sábado la plata en la prueba del K4 500 de los Juegos Olímpicos de Tokio, la decimocuarta medalla para España y una presea que convierte al palista ilerdense, su capitán, en leyenda del deporte español.
El cuarteto se coló en la final tras disputar en las horas centrales de la competición una semifinal en la que terminaron como cabezas de serie, toda una declaración de intenciones.
La jornada amenazaba lluvia y fue justo cuando comenzaba su semifinal, la última del día, cuando rompió a llover a mares, obligó a los periodistas y cámaras a buscar refugio o protegerse debajo de lonas de plástico en sus puestos, y embraveció las aguas, quizá preludio de la fiera regata que iba a disputarse horas después.
El tiempo amainó cuando los ocho contendientes de la final del K4 se colocaron en posición de salida. Los españoles salieron con buen arranque y encabezaron la carrera durante la mayor parte del tiempo. Pero desde el primer momento esta fue una reñida batalla entre dos viejos conocidos por coronar lo más alto del podio olímpico.
Los alemanes Max Rendschmidt, Ronald Rauhe, Tom Liebscher y Max Lemke, que ya se intuían como su mayor amenaza en la prueba, remaron muy cerca durante toda la regata y apretaron en los últimos metros en el carril contiguo para colar la proa de su kayak 226 milésimas de segundo por delante en la meta a la de los españoles.
El K4 español, que en la jornada previa se había metido en las semifinales con un récord olímpico de 1:21.658, firmó un tiempo en la final de 1:22.445; el alemán terminó con un crono de 1:22.219.
El bronce fue a parar a manos de los eslovacos Samuel Baláz, Adam Botek, Denis Mysák y Erik Vicek, con un tiempo de 1:23.534.
"Sabíamos que lo normal era quedar segundos, mirando a los años atrás. Alemania siempre ha sido más fuerte que nosotros. Era un reto ganarlos, casi lo hacemos. Pero bueno, ha llegado la plata y ya os digo que nos sabe a oro, estamos muy contentos", dijo Marcus Cooper Walz en declaraciones a los periodistas tras la regata.
Walz, visiblemente el más contento de los piragüistas españoles, congratuló a los alemanes por coronar el podio "por una diferencia muy pequeña" y se mostró satisfecho con el resultado.
"Es una barbaridad. Ya sé que el oro es mejor que la plata, pero... Estamos los cuatro muy contentos, en realidad, aunque unos lo muestren más que otros", aseguró sonriente Walz, que valoró que "una medalla, sea la de plata o del color que sea, es un exitazo".
"Hemos estado dominando la carrera bastante rato, al final es cuando se nos han ido (los alemanes), pero bueno, lo hemos dado todo y (estamos) muy contentos", coincidió Carlos Arévalo, que remató: "A veces se gana y a veces se pierde, así es el deporte".
A su lado en zona mixta, Rodrigo Germade afirmó sentir "satisfacción" tras la regata. "Es mi segundo ciclo ya y he podido conseguir algo que ansía todo deportista. Entonces, estoy muy satisfecho, muy contento", declaró.
Craviotto, leyenda del deporte español
La plata del K4 500 en la última jornada del piragüismo en Tokio, y penúltima de los Juegos en sí, es la decimocuarta para la misión deportiva española en el evento de la capital japonesa.
Supone, además, la quinta presea olímpica para Saúl Craviotto, que se convierte en leyenda del deporte español, igualando la cifra de medallas de este tipo en el palmarés del también palista David Cal, los deportistas más condecorados del país en unos Juegos.
El ilerdense, afincado en Gijón, mostró su satisfacción por este logro y fue el palista del equipo más reclamado por los medios en esta jornada histórica para él, pero ante las preguntas de los periodistas habló en tono distendido sobre las ganas que tiene de tomarse unas vacaciones, que bromeó con que se prolonguen 6 meses.
"Somos un equipo increíble, no sólo este K4, tenemos la suerte de disfrutar de una selección con un gran nivel, que hemos conseguido seguir sumando medallas para nuestro país", subrayó el catalán.
Craviotto, que fue el abanderado de la delegación española en la ceremonia inaugural, relevando como palista a David Cal (Pekín 2008), se refirió al gallego ante las ineludibles comparaciones de hoy y aseguró que es un deportista "absolutamente excepcional, un ejemplo del que el piragüismo se siente muy orgulloso".
Walz sí se deshizo en halagos hacia Craviotto al ser preguntado sobre su logro en la rueda de prensa de los medallistas, a la que asistió con Germade, y en la que se dijo recompensado tras un último ciclo olímpico "duro" por la pandemia de covid-19 y los dimes y diretes que rodearon la selección de los miembros de la embarcación.
"Es un gran honor estar con nuestro capitán (Craviotto), ser su amigo, entrenar con él diariamente y estar en la misma embarcación y ahora tiene cinco medallas olímpicas. Es espectacular", señaló.