Cuando Jurgen Klopp aterrizó en el Liverpool, una de sus primeras peticiones fue «ese chico egipcio de la Roma». Costara lo que costara. Y valió 42 millones de euros, algo que en Inglaterra fue visto casi como una indecencia a cambio de un chaval que había fracasado tres años antes en el Chelsea de Mourinho. Pero el alemán tenía la sospecha de que 'algo' podía suceder a partir de la zurda de aquel muchacho de melena encrespada y mirada tímida pero afilada. Lo que sucedió fue más allá del pálpito del teutón: Mohamed Salah cambió la historia moderna del Liverpool.
Para centrar el tiro en su merecida consideración como leyenda 'red' o incluso aterrizar en el cisma actual alrededor de su no-renovación con los de Anfield, antes hay que viajar a una trayectoria irregular en la que 'Mo', hijo de dos modestos funcionarios del Gobierno egipcio, se enamoró del balón en un campo que había junto a la vivienda familiar. Enrolado en las filas del Al Mokawloon, a los 19 años recibió la llamada que cambió su vida: el Basilea lo acercó al gran escaparate a cambio de 2,5 millones de euros. Dos buenas temporadas en Suiza llamaron la atención de los más grandes y el que más fuerte pujó (16,5 'kilos' sobre la mesa) fue el Chelsea.
La exigencia de la Premier, la presión de un club tan feroz como el londinense y la timidez que ha arrastrado toda la vida por bandera jugaron en contra: Salah no encontró su sitio en aquel equipo que coronaban en ataque Hazard, Willian, Schürrle, Torres, Eto'o, un joven Lukaku… Apenas dos goles, apenas 19 partidos. Así que las cesiones (Fiorentina y Roma) fueron curtiendo a un futbolista al que habían colgado la etiqueta de «exquisito pero flojo», un tipo con una técnica muy pulida, un artista, pero demasiado frío y casi incapaz de competir. Debía mantener lo primero y despojarse de lo segundo, y en Roma lo logró: los italianos hicieron válida su opción de compra (15 millones) y en 2016 se aseguraron a un jugador de 20 goles y 10 asistencias por temporada.
De red
Ese fue el zurdo genial del que se enamoró Klopp, quien lo reclutó para su causa en Anfield Road: devolver a los 'reds' a lo más alto. Su aterrizaje fue el más espectacular en la historia reciente del Liverpool: en la 17/18 marcó 44 tantos en 52 partidos, lo que le convirtió en ídolo inmediato de la grada y entregó a su técnico pistas de lo que podía hacer con un tridente histórico (junto a Mané y Firmino).
En siete temporadas de rojo, sin contar la actual, Salah ha disputado 349 partidos oficiales con el Liverpool, sumando 211 dianas y 88 pases decisivos. Sus viejos 'partenaires' en ataque han desaparecido, pero con los nuevos (Luis Díaz, Darwin Núñez y compañía) sigue entendiéndose a las mil maravillas. Esta misma campaña, el 'viejo Mo' ha generado 22 tantos (12 propios y 10 asistencias) en solo 18 partidos, y vuelve a ser la gran amenaza para el Real Madrid esta noche… pero nadie esperaba el pequeño-gran cisma abierto este fin de semana.
Tras ser el héroe de la remontada al Southampton (un doblete para convertir el 2-1 en 2-3 y mantener al Liverpool en lo más alto de la Premier… ya con ocho puntos sobre el City) y ser preguntado sobre su futuro, ya que termina contrato en junio de 2025, Salah se confesó: «Estamos casi en diciembre y todavía no he recibido ninguna oferta de renovación. Probablemente estoy más afuera que dentro».
La continuidad de uno de los grandes ídolos está sobre la mesa. Como las de Van Dijk o Alexander-Arnold. Salah ha lidiado históricamente con rumores que lo han ligado a los gigantes del fútbol europeo, pero siempre fue fiel por su comunión con la gente del Merseyside. Al fin y al cabo, no es casualidad que en Nagrig, su localidad natal, adonde vuelve en cada Ramadán, se haya ganado el apodo de «creador de felicidad».