En jaque la labor de los carteros que recorren la provincia

L.M. / Burgos
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El Sindicato Libre denuncia que las averías y la falta de vehículos de sustitución lastran a diario el reparto en Villadiego y Villarcayo. Correos asegura que trabaja para solucionarlo

Imagen de archivo de una trabajadora de Correos durante su jornada de reparto por la provincia. - Foto: Patricia

Los carteros que trabajan en la provincia acumulan a sus espaldas centenares de kilómetros cada día para repartir tanto el correo postal como los mil y un paquetes que se compran a través de internet. Con la única baza de las furgonetas para completar las entregas que acumulan a diario, en las últimas semanas se han topado con un inconveniente que ha puesto en jaque su labor.

Según denuncia el Sindicato Libre, la empresa pública Correos lleva «meses» sin dar solución a ciertas averías que impiden tener todo el parque móvil operativo. Es más, aseguran que la semana pasada se dio el caso de que todos los vehículos destinados en las áreas de Villadiego y Villarcayo se encontraban fuera de servicio. De este modo, el reparto se tuvo que posponer hasta la jornada siguiente. Las pocas cartas que llegaron, precisan desde el sindicato, fueron gracias a que esos trabajadores optaron por coger sus propios coches para completar su recorrido habitual.

A día de hoy la empresa pública se ha puesto las pilas y ha logrado arreglar cerca de la mitad de las furgonetas (4 están en Villadiego y 3 en Villarcayo). «El servicio prestado en la provincia está garantizado», indican fuentes de Correos, que añaden que están «gestionando y aplicando ya soluciones organizativas a las incidencias que se han registrado en vehículos de reparto». Sea como fuere, esta denuncia del sindicato ha sido, según precisan desde su organización, «la gota que ha colmado el vaso». La organización exige a la entidad pública que se olvide de modalidades como el renting y se aplique en abonar las facturas pendientes en los talleres.

La falta de centros de reparación por la provincia, donde cada vez son menos, es otro de los efectos indirectos que sufren los propios repartidores. «Si se rompe el coche no hay plan 'B'. O coges el tuyo o nunca hay de reserva porque están rotas», lamentan desde el Sindicato Libre.

Enormes distancias. El área de influencia de Villadiego, reconocen desde esta organización, abarca hasta casi Lerma, por lo que cada día son centenares los kilómetros que deben de recorrer todos los días. «Si en Villadiego y Villarcayo están mal, en el resto de puntos la situación tampoco es para echar muchos cohetes al cielo», lamentan desde el Sindicato Libre.

Con la amenaza encima de la mesa de que esta vez será «la última» que alzarán la voz ante la sucesión de problemas antes de tomar medidas «más drásticas», esperan que el toque de atención y las continuas quejas que se elevan desde los puntos de reparto puedan servir de escarmiento a la empresa pública. «Somos un servicio esencial, máxime en el medio rural», alertan.