Con exposiciones anuales como tenía en la última época de su trayectoria y un montón de muestras de homenaje a raíz de su fallecimiento, parece mentira que exista obra inédita de Ignacio del Río (Burgos, 1936-2015) de etapas apenas difundidas. La exposición que la Fundación Caja Rural le dedica con motivo del décimo aniversario de su muerte contiene alguna que otra sorpresa, más allá de lo que se le conoce de los desnudos, los gallos, el mundo del toro, los retratos o los paisajes castellanos cargados de materia. El hecho de que sea obra proveniente de colecciones privadas, hace que una gran mayoría no se hayan mostrado nunca.
«Es cierto que de Ignacio del Río se han hecho exhibiciones de todo tipo, pero lo que aquí queríamos contar era su evolución en unos pocos cuadros», resume Alba Díez, comisaria de la muestra. En veinte obras se ve cómo pasa de un oscuro impresionismo inicial al expresionismo lleno de matices y color que todos recordamos de las últimas décadas.
Narrada de manera cronológica, Diez años sin ti arranca en la década de los 60 con cuadros de su etapa en Ubierna, en el que los pueblos castellanos son retratados desde una negrura que hace de la sombra, contraste. Un par de ancianos mirando al frente, un Cristo de los pocos que pintó, abuelos de espalda que se arropan entre ellos (que más tarde serán los borrachos que retrataba en más de una ocasión), las edificaciones de una sombría Castilla o lienzos con calaveras que lloraban la muerte de su hijo Ulises.
«En esa época introduce el claroscuro como elemento clave, con una fuerte presencia del negro para generar contrastes de luz y profundidad. La verdad es que es un virtuoso de la luz, una faceta de Ignacio que no se ha destacado mucho, pero en su evolución se ve cómo va cambiando su paleta de colores, pasando del negro a los atardeceres rojizos que terminan con esa maravilla de colores de sus ceras y pasteles», añade la comisaria.
En la exposición de Cajaviva Caja Rural los atardeceres dan paso a un retrato de Ciruelos y de ahí a las primeras marinas, de cuando se va a París y pinta influenciado por la escuela Bauhaus. Entonces los barcos y mares están hechos con líneas rectas y minimalistas, que con los años se llenan de pintura y esa pincelada sinuosa tan reconocible en el artista burgalés.
La muestra continúa con una representación de los cuadros que dedicaba a Burgos, los desnudos que le reportó su presencia en Cuba y, por supuesto, los pasteles hechos a golpe de gesto, donde el color y el movimiento quedaban definidos en cuatro trazos. «Todavía hay mucha obra de Ignacio que puede llamar la atención. Hay que recordar que era un gran comerciante y seguramente habrá mucha obra vendida de la que nada se sabe, quizá con temáticas y técnicas desconocidas».
Diez años sin ti se puede visitar hasta el 11 de mayo: de martes a viernes de 19 a 21 horas, sábados de 12 a 14 y de 19 a 21 horas y domingos, de 12 a 14 horas.