Llegó el día. Tal y como estaba previsto, la Junta de Castilla y León aprobó ayer definitivamente el nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Aranda de Duero. Con los informes jurídicos favorables por parte de Urbanismo y de la Dirección General de Vivienda, Arquitectura y Ordenación del Territorio, el documento que está llamado a marcar el desarrollo urbanístico de la capital ribereña entra por fin en vigor. Echó a andar en 2011 con la contratación de un equipo redactor, pero en estos 12 años ha sumado varios tropiezos, como su revocación a principios de 2020 «habida cuenta de los vicios procedimentales de los que adolecía el trámite de información pública», según se recordaba en la propuesta de acuerdo que se abordó ayer en el Consejo de Medio Ambiente y Urbanismo de la Junta.
Ahora, después de estos dos últimos años marcados por multitud de trámites y correcciones, en el informe jurídico se concluye que se han subsanado las deficiencias. La administración regional detectó las últimas en noviembre y diciembre. Tras estas rectificaciones, se informa favorablemente la aprobación definitiva del nuevo PGOU, que cuenta con el visto bueno del pleno del Ayuntamiento arandino, algo que se logró el pasado 30 de marzo. Así las cosas, la ciudad dispondrá de una vez por todas de un plan urbanístico renovado, cuyo objetivo «no es crecer más sino construir un espacio urbano mejor», como reza el informe. A la hora de determinar la necesidad de suelo residencial, se ha analizado la situación actual de la capital ribereña y se ha valorado el parque de viviendas disponible, así como las proyecciones en un horizonte de 15 años, que sitúan a Aranda con una población de 37.567 habitantes frente a los 29.762 del año 2000.
De acuerdo con lo expuesto en la propuesta de acuerdo del Consejo de Medio Ambiente, Urbanismo y Ordenación del Territorio, la capacidad total estimada del plan general, en el caso de que se desarrollaran todos los ámbitos con el mayor número de viviendas permitido, es de 25.924 viviendas. Si de esta cifra global se descuentan las existentes, que rondan las 20.520, y las 1.072 previstas, pero no ejecutadas por ahora en ámbitos de suelo urbano consolidado y no consolidado que el nuevo PGOU asume, «la nueva ordenación admite un incremento sobre el número de viviendas actual de 4.333 viviendas en los 15 años establecidos como horizonte temporal». Esto equivale, siempre de acuerdo al citado informe, a la construcción de ocho viviendas principales por cada 1.000 habitantes y año.
Crece en población. A la hora de precisar la necesidad que existe de suelo residencial, se destaca que Aranda ha crecido «de forma escasa pero sostenida a lo largo de los últimos 22 años». Otro aspecto importante es que el municipio presenta valores «ligeramente más positivos que su entorno» en cuanto a demografía, sin un envejecimiento excesivamente elevado y con cierta estabilidad de población. Algo en lo que influye el papel de la ciudad como cabecera de comarca.
Por otra parte, cabe remarcar que, al margen del número de viviendas disponibles, en el documento de la revisión se ha detectado que el mercado existente y previsto actualmente «no cubre la demanda de algunas tipologías concretas, como las viviendas unifamiliares en el núcleo de Aranda».
En cuanto a zonas de crecimiento, destaca el PRAU Centro Cívico con una capacidad de 1.792 viviendas, San Antón con 113 o Virgen del Carmen con 108, todas catalogadas como suelo urbano consolidado. A ello se suman Quinta Julia, Obispo Velasco o Tapias Blancas.