En el corazón de Gamonal, en la parte superior del mercado de abastos, hay un rincón que contribuye a forjar la felicidad de muchos chavales. En el Espacio Joven encuentran un sitio de reunión todos aquellos menores de 30 años que buscan un emplazamiento para jugar, divertirse y participar en los diferentes talleres que se planifican entre las numerosas salas que acoge. Solo este año ya se han expedido 330 carnets para poder entrar en este lugar.
En 2024, según Silvia, una de las personas encargadas de este espacio, más de 400 jóvenes ingresaron en el registro y ya disfrutan de sus servicios. La mayoría son adolescentes de entre 12 y 17 años que o bien acuden con sus amigos o bien se apuntan para conocer a nuevas personas allí. La oferta disponible favorece la aparición de nuevos grupos. «La principal labor es la de que los chavales se relacionen entre ellos», declara Silvia.
Hasta que arranque el curso escolar en los institutos, están con el horario de verano, donde abren únicamente por la mañana de 11 a 14. En cuanto empiezan las clases las tardes toman el protagonismo y los viernes y sábados llegan hasta las 22 horas de la noche. Los domingos y festivos también abren y permiten a los chavales que tengan un sitio en el que refugiarse del frío del invierno.
Tras la reforma del mercado de abastos, ellos también experimentaron una transformación. Un lavado de cara que les permite contar con unos espacios mucho más amplios. En una de las salas principales se disponen un billar, un futbolín y una mesa de ping pong. «Lo de siempre es lo que más gusta». Los rondos de tenis de mesa y los talleres muchas veces se sobreponen a las nuevas tecnologías. Porque también se dispone de videoconsolas y televisiones.
Dos PlayStation 4, una 5 y una Nintendo Switch son algunos de los dispositivos que eligen parte de los usuarios para entretenerse. Los juegos que pueden introducir en las máquinas son variados pero el fútbol es uno de los que más triunfa. Tampoco se cierran a hacer retos virales como el que propuso Marcos, uno de los adolescentes. En una mesa de billar ponen las bolas en fila y las tienen que ir metiendo una a una en el mismo agujero. Los monitores han propuesto un premio y los chavales aprovechan para entrenar estos días.
El propio Marcos se conoció con Guzmán en este Espacio Joven y ahora los dos acuden juntos a jugar a los dardos, billar o la play, como ellos mismos reconocen. En las otras salas se ensayan coreografías o se ceden para reuniones de las asociaciones del barrio dada su amplitud y recursos multimedia.
Silvia destaca que no se limitan únicamente a jugar con los jóvenes, también se acercan a ellos. «Los que nos hace también diferentes es el contacto con los usuarios. Nos preocupamos por ellos, los chavales necesitan cariño, que les preguntes qué tal en el cole, qué tal sus padres...».
Y con esta relación cercana cada vez van sumando más adeptos a una de las alternativas favoritas del ocio juvenil.