El cierre del paso a nivel y la inauguración del nuevo vial de acceso a El Crucero han tenido una consecuencia negativa en el Casco Viejo de Miranda, donde la circulación se colapsa en las horas punta, como se reconoce desde la Concejalía de Medioambiente y se evidencia por la empresa de los autobuses urbanos. En el tapón influyen varios factores, como el aumento del tránsito debido a que muchos vecinos del barrio deciden acceder al centro a través de la parte antigua de la ciudad y no por la N-I. Además, una posible avería en los semáforos complica aún más la gestión de los picos de coches a ciertas horas, lo que deriva en colas para los residentes y en retrasos en la línea de El Lago al hospital.
La concejala de Medioambiente, María Cueva, indica que «se ve una afluencia de tráfico que no es normal» desde que se eliminó el paso a nivel. La supresión genera que muchos residentes, sobre todo de la parte más antigua de El Crucero y la próxima al ITM, eviten el vial, porque «es mucho más tiempo», afirma Jesús Ángel Sáez, un vecino que resume así los motivos de algunos no utilizan el nuevo acceso. La edil indica que «incluso he cronometrado el viaje y desde del barrio hasta la calle Vitoria se tardan unos cinco minutos, que son aproximadamente dos más de lo que se tardaba por el paso a nivel».
Por este motivo, reivindica la utilización del acceso por la N-I, porque además hacerlo por la Parte Vieja «produce una mayor contaminación que degrada la calidad del aire y también daña los edificios antiguos», puntualiza. Las colas según los vecinos han llegado hasta el cine Novedad, al otro lado del río, pero también hay problemas en la entrada. Para entenderlo, Cueva y el gerente de la empresa de autobuses hablan del tiempo en el que permanece abierto el semáforo de la plaza de España, por donde se sale hacia el barrio.
Ambos mencionan que está verde «unos 22 segundos». Ayer, el tiempo aumentó y variaba, aunque llegaba a rozar los 50, lo que tampoco evitó colas hasta medio puente Carlos III. El concejal de Seguridad Ciudadana, Pablo Gómez, también admite atascos «en los últimos días», e indica que nadie ha ordenado aumentar ni disminuir las frecuencias de los semáforos, por lo que «se ha encargado a la empresa que lo gestiona que estudie lo qué está pasando». Cuando se tengan los datos, habrá una reunión entre las Concejalías y la empresa de autobuses para ver qué medidas hay que tomar.
Problemas. Más allá de lo que sucede con los vecinos, López detalla los problemas para la línea de autobús urbano que une la urbanización de El Lago con el hospital Santiago Apóstol. «Hemos llagado a estar siete minutos atascados en el puente, para un recorrido de treinta», lamenta el gerente de la empresa, quien reconoce que «llegamos tarde o con el agua al cuello en muchos servicios». El responsable apunta a «las primeras horas de la mañana y al mediodía», como las franjas horarias más problemáticas. Además, afirma que también reside en el barrio por lo que reconoce que «depende dónde vivas el vial es incómodo», recalca sobre la posición de ir por la alternativa de la Parte Vieja.
En cualquier caso, reitera el desajuste de los semáforos «por lo que si además va más gente por esa zona habrá que dar una mayor preferencia». La concejala admite la necesidad de concienciar a los vecinos para que usen el vial, pero asume que de cara al futuro puede estudiarse algún tipo de limitación para regular el tráfico del Casco Viejo. Así lo ve también López, quien considera que «hay que dar prioridad al transporte público», y comparte que, si hace falta, habría que establecer límites.