Los vecinos de Virtus recuperan 7 eremitorios del siglo VIII

R. PÉREZ BARREDO / Virtus
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Unas jornadas de limpieza comunitarias permiten desvelar que el lugar que siempre se llamó 'La cueva' es un entramado de pequeños 'santuarios' que también fueron refugio de combatientes de la Guerra Civil

Habitantes y veraneantes de este pueblo del Valle de Valdebezana muestran con orgullo uno de los eremitorios. Sin maleza que los oculte, son el nuevo atractivo de la norteña localidad. - Foto: Roger Roque

Están todos -incluso aquellos que, por edad o impedimento físico- no han podido contribuir a ello. Pero sienten tanto orgullo que se han citado al pie de la ladera sobre la que se asienta, imponente, un roquedal de arenisca que ahora, por fin, se ve a la perfección después de haber pasado décadas oculto por la maleza. Han sido ellos, los propios vecinos de Virtus, bella localidad enclavada en el Valle de Valdebezana, los que han realizado de forma comunitaria la limpieza de este paraje que está en el propio pueblo, y al que siempre se han referido como 'la cueva'. Pero hete aquí que esta iniciativa ha permitido revelar y dejar a la vista la existencia de siete eremitorios que David González, vecino de Virtus, gran conocedor de la zona y estudioso de la historia de la comarca data en el siglo VIII. Aunque no existe ningún estudio concreto sobre estas cavidades, González no duda de que se remontan a esa época, como sucede con otros eremitorios de la zona.

Durante varias jornadas, los vecinos de Virtus se afanaron en dejar el entorno de estas singulares oquedades como una patena. No en vano, además de la ingente maleza que ocultaba las cavidades, en algunas se acumulaban toneladas de basura y escombros, toda vez que durante mucho tiempo este enclave fue utilizado como vertedero. «Se sacaron de allí seis remolques de tractor llenos de deshechos que ocultaban las cavidades y hacían prácticamente imposible el acceso a su interior», explica Felisa Palacio, impulsora de 'La Escuela Virtuosa', proyecto alumbrado hace tres años «para generar comunidad y estrechar lazos entre vecinos de distintas generaciones» y en el que se integra esta iniciativa.

Los eremitorios están excavados en una gran roca de piedra arenisca ubicada en el conocido como barrio de San Mamés. En torno a este peñasco y sus eremitorios existió una iglesia rupestre (que sí está documentada) advocada al santo que da nombre a esta zona del pueblo y que estuvo abierta al culto hasta que en el año 1709 el obispo de Burgos ordenó tapiarla por considerarla 'indecente', tal y como explicó a los vecinos de Virtus la doctora en Historia Carmen Arribas durante una conferencia celebrada este verano en el pueblo. De las siete cavidades, sólo una de ellas tiene dos bocas. Y en su interior son palpables distintas huellas de su ocupación a lo largo del tiempo, así como pequeños huecos en las paredes, llamados Mechinales, donde se colocaban maderas a modo de cerramiento. Una de las huellas más visibles alude a la Guerra Civil: en dos paredes, una exterior y otra interior, combatientes republicanos dejaron impreso el nombre del batallón que integraron en el Frente del Norte en 1937; los eremitorios hicieron las veces de cobijo para ellos. La interior corresponde al Batallón número 12, también denominado 'Sacco-Vanzetti', que fue una unidad anarquista (de la CNT); la otra corresponde al Batallón 125, también de la CNT. En una de las cavidades puede verse un espacio que se horadó durante la contienda para la instalación de un equipo de transmisiones. 

El Batallón número 12, que era una unidad de combate de la CNT que se batió en el Frente del Norte, dejó su firma en una de las oquedades.El Batallón número 12, que era una unidad de combate de la CNT que se batió en el Frente del Norte, dejó su firma en una de las oquedades. - Foto: Roger Roque

«El hecho de que las cuevas quedasen a la vista y de que se extendiese la noticia de que no eran refugios de guerra (que sí lo fueron aunque de forma puntual), sino eremitorios con más de quince siglos de historia, despertó el interés de la población. Tanto de quienes residen permanentemente en el pueblo, como de los que regresan siempre que tienen oportunidad, especialmente en verano. La publicación que se hizo en redes atrajo a muchos curiosos y en el pueblo surgió de forma espontánea un sentimiento de orgullo ante esta riqueza arqueológica que siempre estuvo allí, pero que, de alguna forma, había caído en el olvido. Tener siete eremitorios en Virtus es un tesoro que debemos valorar, mantener y proteger», explica Palacio. 

«Es muy bonito ver cómo la gente se implica en estos trabajos de puesta en valor de la riqueza histórica y patrimonial del pueblo. Virtus tiene una riqueza histórica enorme y la recuperación el entorno de los eremitorios puede ser el inicio de otros trabajos de recuperación de lugares con gran valor que están medio olvidados», apunta González. La formidable tarea de limpieza permite acceder, mediante un sendero, a estas oquedades; en una de ellas se ha encontrado también una suerte de dibujo cincelado en la piedra: se trata de una sugerente y extraña figura, que se asemeja a un rostro. En el pueblo de Virtus ya están ávidos por saber su posible origen, así como el significado. En este sentido, desde la Junta Vecinal se va a solicitar una ayuda económica al Ayuntamiento del Valle de Valdebezana para instalar en el pueblo señales y carteles informativos dirigidos al turismo que recojan la historia de los eremitorios, que esta zona norte de la provincia son un patrimonio muy valioso y que siempre ha despertado enorme interés.

La escuela virtuosa. 'La Escuela Virtuosa' vela por conservar y poner en valor la historia, la naturaleza y el patrimonio de este rincón de Las Merindades. Durante el pasado mes de agosto, la antigua escuela de Virtus se ha convertido en el epicentro de todas las actividades: charlas, rutas por un tramo del 'Camino Olvidado', talleres o las jornadas que han permitido desvelar el patrimonio eremítico de la villa. «El proyecto nació hace tres años con mucha incertidumbre, pero se ha convertido en una cita imprescindible del verano en Virtus. La gente está deseando juntarse para participar en las actividades que se proponen y se está generando un sentimiento de comunidad y de orgullo de pertenecer a este rincón de las Merindades que está dando mucha vida al pueblo», concluye Palacio.