El corazón del barrio de Gamonal, la zona más poblada de la capital, estaba viviendo -sin sospecha alguna entre sus vecinos- sobre un auténtico polvorín con un alto riesgo «catastrófico» de explosión e incendio. El laboratorio de explosivos desmantelado este sábado por la Guardia Civil en la plaza San Bruno reunía todas las condiciones para haber causado una tragedia entre los más de 200 vecinos que viven en los bloques de diez alturas ubicados justo encima de la lonja subterránea, que estaba repleta de gran variedad y cantidad de productos químicos y mezclas explosivas dispuestas para su utilización.
La investigaciones de la Unidad Orgánica de Información de la Guardia Civil de la Comandancia de Burgos y, en especial, los informes técnicos preliminares elaborados por el GEDEX, el Grupo de Especialistas en Desactivación de Explosivos, apuntarían al altísimo peligro que suponía la actividad delictiva desarrollada en la plaza de San Bruno por el individuo detenido el sábado, que hoy se presentará ante el Juzgado de Instrucción Número 4, competente en la causa y que supervisa las investigaciones que tiene abiertas la Guardia Civil al respecto desde hace tiempo.
A la espera de conocer si la jueza decreta o no el levantamiento del secreto del sumario, se estaría barajando imputar al detenido, entre otros delitos, por depósito de explosivos y contra la seguridad colectiva por riesgo catastrófico derivado de la manipulación de sustancias altamente peligrosas.
Asimismo, el joven deberá responder ante la Justicia por el gran alijo de drogas que se localizó en su domicilio, ubicado en un piso del número 14 de la calle San Juan de Ortega, en el barrio de Gamonal.
Se trataría de una de las incautaciones de droga más importantes realizadas por la Guardia Civil en los últimos tiempos, cuya dimensión incluso sorprendió a los agentes que participaron en el operativo.
El almacén de explosivos se encontraba un garaje subterráneo por el que los vehículos acceden por el portal 6 y salen por el 7 de la plaza San Bruno. El espacio fue totalmente vaciado durante los concienzudos trabajos desarrollados durante la tarde del sábado, en los que también participaron los especialistas de TEDAX así como perros adiestrados para la detección y localización de explosivos.
Al parecer, es una plaza de garaje cerrada que no reunía condición alguna para almacenar con un mínimo de seguridad lo que tenía en su interior. Un lugar confinado y sin ventilación alguna, lleno de gran cantidad y variedad de productos químicos y mezclas explosivas dispuestas para su utilización.
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