Una inversión de 40 millones para una Catedral 'nueva'

R. PÉREZ BARREDO / Burgos
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Un Plan Director pionero ha permitido rehabilitar la seo burgalesa íntegramente a lo largo de las tres últimas décadas gracias al empeño del Cabildo y la contribución de instituciones públicas y entidades privadas

Esta maravillosa imagen no necesita pie de foto: la luz siempre inunda los lugares más hermosos para que tengan brillo propio. - Foto: Patricia

Quien se movió en la torrre norte aquella tarde de agosto de 1994 no fue un fantasma, ni una sombra caprichosa; tampoco Quasimodo había cambiado Notre Dame y el cielo de París por las alturas burgalesas de Santa María. Sucedió que los dos metros de altura y 400 kilos de peso de la estatua de San Lorenzo se zafaron de sus herrumbrosos goznes para precipitarse al vacío entre un revuelo de palomas. Su impacto contra el firme de la plaza, donde un rato antes habían estado reunidos los invitados a una boda, pudo ser una tragedia. Fue finalmente un milagro: la caída de la efigie de aquel mártir constituyó el principio del fin del declive la Catedral, el símbolo postrero de su decadencia de siglos. Porque el vuelo de San Lorenzo no fue sino el detonante de su rehabilitación integral, una actuación impecable que, tres décadas después, ha dado como resultado un templo 'nuevo'.

El Cabildo, el Ayuntamiento de Burgos, la Junta de Castilla y León, el Ministerio de Cultura y numerosas entidades privadas, encabezadas por las dos principales cajas de ahorro burgalesas, se conjuraron para evitar que esta gran maravilla arquitectónica acabara arruinándose. Para ello se redactó un Plan Director, concluido en 1997, que desde entonces se ha seguido a rajatabla con resultados formidables, perfectamete visibles. Desde 1994, la Catedral ha recibido una  inversión increíble para una rehabilitación integral única, pionera y tremendamente audaz. No existe en España -ni en Europa- una actuación de similares características. En estos treinta años se han invertido 40 millones de euros con el espléndido resultado que está a la vista de todo el mundo. 

Por su impacto y complejidad, las actuaciones clave fueron en las agujas y en el cimborrio

 

Las dos actuaciones más trascendentales, por su enorme impacto y complejidad estructural, fueron la consolidación de las agujas y la rehabilitación del impresionante cimborrio. Retirar los pináculos exteriores, que se encontraban reventados, fue una de las intervenciones más delicadas; no en vano, hubo que desmontarlos pieza a pieza en una operación realmente costosa. La comunicación bajo la escalinata de la Puerta del Sarmental, esencial para la funcionalidad del turismo porque organiza perfectamente el recorrido y las visitas además de separarlo del culto, fue otro de los retos que se solventaron con brillantez. La restauración de la Capilla del Condestable (y del resto de fabulosas capillas que atesora el templo), la renovación de todas las cubiertas, la catalogación e informatización del Archivo Catedralicio, la rehabilitación de la girola... El Plan Director se cumplió a rajatabla, y eso uno de los grandes orgullos del Cabildo Metropolitano.

El retorno. Si alguien se ha echado las manos a la cabeza al conocer  el coste de la reforma integral de la joya del gótico español debe saber que este icono universal es «la gran fábrica de Burgos, un filón imprescindible de la economía burgalesa; el gran polo de atracción y generación de riqueza» en palabras emanadas desde el Cabildo a propósito de un estudio realizado hace menos de una década por una consultora financiera a propósito de la aportación que el patrimonio artístico de la Iglesia tiene para el Producto Interior Bruto (PIB).

Hoy es un templo rehabilitado en su totalidad, aunque exige un continuo mantenimiento

 

Según este estudio, la Catedral de Burgos genera en torno a 400 millones de euros al año despiezados de la siguiente manera: un impacto directo cercano a los 200 millones; un impacto indirecto cercano a los 90 millones y un impacto inducido que supera con creces los 100 millones de euros. La consultora que realizó el estudio (KPMG) puso de manifiesto que ostentar el título de Patrimonio de la Humanidad otorgado por la Unesco constituye un salto de calidad en cuanto a beneficios económicos se refiere. Tan es así, que la empresa señalaba que, en comparación con otros monumentos artísticos de la Iglesia, viene a suponer el doble. Así, según su análisis, una catedral 'hermana' -como puede considerarse la también gótica de León, bien hermosa, pero que no es Patrimonio de la Humanidad- tiene un impacto que apenas supera los 150 millones de euros.