En la Comandancia de la Guardia Civil de Burgos había muchas esperanzas puestas en el concurso de traslados publicado a finales de 2023. El anterior había dejado a la provincia en cuadro (aún más de lo que estaba), pues se marcharon más de un centenar de efectivos. Este último era diferente porque había mayoría de plazas vacantes en aquellos territorios más mermados, por lo que se partía de una posición más ventajosa.

Pero el resultado ha estado muy por debajo de las expectativas y muy alejado de lo prometido por la Delegación del Gobierno, que daba los puestos por cubiertos. Para las asociaciones profesionales, que recuerdan que hay más de 200 plazas sin dueños, esto no hace si no confirmar una realidad irrefutable: o se cambia el modelo de organización o la sangría de personal será cada vez mayor. 

La Dirección General sacó en Burgos un total de 103 plazas, la gran mayoría de seguridad ciudadana con el objetivo de cubrir el vacío de efectivos en los cuarteles. Sólo 22 personas han elegido la provincia y 28 han decidido marcharse. El saldo sería negativo otra vez salvo por un apunte clave. Al estar la Comandancia en el segundo lugar de preferencia, por detrás de Teruel, para aquellos guardias que no obtenían el destino elegido, se benefició de la movilidad forzosa de 32 agentes que acaban de terminar su periodo de formación. 

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