Los sanitarios recién contratados o los que terminan sus vacaciones se están incorporando a sus puestos en los distintos centros de Sacyl en la provincia sin una prueba diagnóstica (PCR) o de anticuerpos previa que garantice que, al menos en ese momento, no están infectados del coronavirus y que, por lo tanto, no se lo pueden contagiar ni a compañeros ni a pacientes. Es una medida que, sin embargo, la Junta sí adopta en las residencias de ancianos -públicas y privadas- y que varios sindicatos han demandado para Sanidad en distintas instancias.

La consejera, Verónica Casado, anunció a finales de julio que la Junta iba a volver a «peinar» todas las residencias de ancianos de la Comunidad para atajar de raíz posibles brotes y evitar que el virus volviera a ponerlas contra las cuerdas. Eso suponía hacer pruebas (en principio de anticuerpos) tanto a usuarios como a los trabajadores que hubieran pasado más de dos semanas fuera y se reincorporaran al trabajo. El cribado ha comenzado esta semana -aunque hasta ahora lo hacían las residencias con medios propios- y lo ha asumido Atención Primaria, aunque solo afecta a quienes no hayan superado ya la infección.

Es algo que, sin embargo, por ahora no atañe a los centros sanitarios, donde el personal no dispone de ese control de manera generalizada. Sacyl hizo pruebas a toda la plantilla a partir de marzo, pero no ha considerado la necesidad de repetirlas entre quienes se reincorporan tras las vacaciones. Y eso que hay sobradas evidencias de la relevancia de los infectados asintomáticos; un 70% del total regional, según afirmó ayer la propia Casado.

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