Basta con darse un paseo o echar un vistazo cualquier lunes a primera hora de la mañana para ver la relevancia y gravedad que está cogiendo el asunto. Las calles del polígono industrial Los Brezos, situado en el término municipal de Villalbilla de Burgos, aunque pegado a la capital, se convierten durante los fines de semana en un pozo sin fondo para el incivismo.
La falta de actividad industrial de buena parte de las compañías que conviven a diario, unida a la poca vigilancia y la lejanía con el núcleo urbano más próximo avalan que se amontonen kilos y kilos de residuos que deberían ser depositados en puntos limpios autorizados. Sofás, muebles reventados, bolsas con basura, sacos con escombros, somieres, colchones, ruedas, cristales, material de obra... todo lo que uno puede llegar a imaginar se encuentra a plena calle. En algunos casos, los incívicos que lo abandonan tienen la delicadeza de, al menos, colocarlos junto a un contenedor de basura. Sin embargo, hay otros que directamente buscan los puntos más recónditos y alejados del transcurrir de la carretera N-120 para abrir las puertas de la furgoneta o coche y desprenderse del material.
Desde el Ayuntamiento de Villalbilla reconocen que son ya «muchos meses» los que llevan tragando con este problema, que se suma a la falta de medios propios para retirar la basura una vez se detecta.
Los muebles, algunos en buen estado, son los objetos más repetidos. - Foto: Alberto RodrigoLos muebles, apunta el alcalde, Teódulo Revilla, sí que pueden transportarlos hasta el almacén municipal desde donde un camión los lleva a un punto de reciclaje. No obstante, con los restos de pequeñas obras tienen muchos más inconvenientes, ya que son más complejos de gestionar. «Estamos desesperados. No sabemos qué hacer y es un asunto grave que nos preocupa y atormenta mucho», lamenta Revilla. Los empleados municipales ya saben cada lunes por la mañana que, nada más fichar, tienen tarea en las calles de Los Brezos, donde son decenas las empresas que tienen su sede.
Lo ideal, apunta, sería que la Guardia Civil pudiera incrementar el servicio de vigilancia en este polígono, especialmente en las zonas donde se ubican las isletas de contenedores. Lamentablemente reconoce que, con una plantilla tan menguada como la que presenta la Benemérita en esta provincia, es una petición completamente irreal. A lo único a lo que se pueden agarrar es a grabaciones en las que se muestra a individuos desprenderse de todo tipo de enseres en plena vía pública. Cuentan con varias, pero la falta de calidad y de tiempo para analizarlas por parte de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado deja poco margen para dar con sus autores.
«Todos los lunes sabemos que los trabajadores municipales se tienen que tirar media mañana retirando restos», asegura el alcalde. Aunque el primer día de la semana, vista la inactividad que presenta este complejo los sábados y domingos, es el que peor balance hacen en cuanto a la cantidad de restos notificados, de martes a viernes la recogida no es exigua. Además de en Los Brezos, Teódulo Revilla explica que han notificado también focos en las pedanías de Villacienzo y de Renuncio.
La proliferación de todo tipo de residuos no se centra solo en Villabilla, sino que se trata de un problema que preocupa a otros municipios del Alfoz de Burgos. En Buniel, por ejemplo, libran desde hace demasiados años una batalla contra los amigos de lo ajeno y los incívicos que han llenado la urbanización fantasma de Martinsa Fadesa de todo tipo de enseres. El administrador concursal valló el perímetro para evitarlo, pero la medida no ha servido de nada. En Orbaneja Riopico también luchan contra estas actitudes, máxime cuando afean una ruta como el Camino de Santiago. Sin duda alguna, la peor postal que se pueden llevar miles y miles de peregrinos.