El día no invitaba precisamente a tomar las calles. Las nubes aguantaron el agua que portaban hasta justo las 18 horas. En ese momento, cuando tenía que empezar la manifestación nacional contra el fracking, se abrieron y descargaron toda su furia en forma de lluvia y granizo. Pero los detractores de esa técnica basada en la inyección de agua, arena y disolventes para fracturar las capas de roca y extraer gas, no se arredraron y pertrechados con sus chubasqueros y paraguas se reunieron en la plaza del Cid para iniciar una marcha en la que terminaron participando más de 2.500 personas, según cifras de la Policía Local y Nacional.
Bajo el lema ‘No al fracking, ni aquí ni en ningún sitio’, se manifestaron habitantes de numerosos pueblos de Burgos, entre ellos, Merindad de Valdeporres, Medina de Pomar, Espinosa de los Monteros, Valle de Mena, Partido de la Sierra de Tobalina, Traslaloma, Valdebezana, Trespaderne, Frías, Valle de Manzanedo, Merindad de Montija, Aranda, Mahamud, Sedano u Oña. Pero también llegaron gentes de La Rioja, Soria, Palencia, la Comunidad Valenciana, País Vasco, Cantabria y Castilla la Mancha. Juntos, marcharon durante más de dos horas por el centro de Burgos. Llegaron a la avenida de Cantabria procedentes de la calle Santander y avenida de la Paz. Después descendieron por la calle Vitoria hacia el puente de Gasset, para concluir, poco antes de las 20 horas, frente al Museo de la Evolución Humana (MEH).
El repertorio de soflamas contra el fracking no tenía fin. Desde el ‘La fractura es una basura’ hasta el de ‘Destrozos para hoy, hambre mañana’, pasando por ‘Menos fractura y más agricultura’. No en vano ayer muchos agricultores participaron en la protesta de ayer. Gabriel Delgado, secretario provincial de UPA, estuvo en la cabeza de la manifestación.
Luis Oviedo, portavoz de Ecologistas en Acción, hizo un llamamiento a los alcaldes para que tomen en cuenta «el claro rechazo de la ciudadanía a la fractura». Y señaló, asimismo, que a las empresas «se les pone muy cuesta arriba iniciar cualquier proyecto».
Además, recordó que, aunque el Estado tiene competencias sobre medio ambiente, son las comunidades autónomas y los municipios las que deciden en materia de urbanismo y ordenación del territorio, «por lo que pueden hacer valer estas competencias para oponerse en sus territorios a la fractura hidráulica»
Por su parte, Carla Olucha, de la plataforma de Castellón, indicó que está demostrado que está técnica, desarrollada hace 30 años en EE UU, tiene efectos negativos sobre el medio ambiente y la salud humana. «Hay sustancias que inyectan que son cancerígenas, mutágenas y alérgicas», indicó.