Tan importante es disponer de una Línea de Alta Velocidad que avale viajar en trenes de altas prestaciones como contar con las frecuencias necesarias que permitan arraigar poco a poco el interés por viajar en ferrocarril.
Desde finales del pasado julio Burgos cuenta con la primera de esas premisas, una infraestructura que no obstante ha llegado con un retraso importante. Con respecto a la segunda, la programación de lunes a sábado es notablemente superior a la de antes de entrar en servicio la LAV. Sin embargo, sin hacer ruido alguno y prácticamente de la noche a la mañana, Renfe ha suprimido uno de los cuatro trenes que unían Burgos con Madrid los domingos y que circulaba en muchas ocasiones al completo.
Se trata del Alvia que partía de Bilbao a las 7 de la mañana, llegaba a la ciudad castellana sobre las 9:30 y continuaba su recorrido hasta la capital de España previo paso por Valladolid. La eliminación de este servicio, que es efectiva desde el pasado domingo 9 de octubre, deja a Rosa Manzano con las mismas frecuencias el séptimo día de la semana que antes de entrar en servicio la Línea de Alta Velocidad. Es más, durante su último trayecto el convoy llegó a la estación de Chamartín-Clara Campoamor con una ocupación del 80%. En Burgos el número de viajeros que se montaron hasta Madrid fue de cerca de seis decenas, casi una cuarta parte de todo el tren que salió de Bilbao.
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