De ruinosa operación que ahogaba el futuro de un municipio a certeza de un futuro de riqueza medioambientalmente sostenible para toda la comarca Odra-Pisuerga. La Junta de Castilla y León sacará del ostracismo el polígono industrial de Melgar de Fernamental y propiciará la llegada de un inversor internacional para instalar una pionera planta de producción de amoniaco verde, uno de los combustibles clave en la transición energética mundial y la producción de fertilizantes, con una inversión estimada inicial de 1.000 millones de euros.
Este periódico ha podido conocer los primeros datos de fuentes cercanas a una operación que se lleva fraguando meses de una manera muy discreta en los despachos de la Administración regional, con la mediación de la Diputación Provincial de Burgos, y que supondría un espaldarazo definitivo al empleo en el medio rural burgalés. Solo durante la construcción de las instalaciones principales y las conducciones asociadas -que llevará varios años- se calcula que serán necesario contar con hasta 400 trabajadores, mientras que una vez en funcionamiento la planta generará 100 puestos de trabajo fijos más un número indeterminado de empleos indirectos.
El acuerdo tiene dos pilares fundamentales. Por un lado, la Junta de Castilla y León se compromete a declarar de interés general un proyecto de nuevo arraigo y a la captación de un grupo industrial de primer rango.Para ello debe hacerse cargo de la deuda que arrastra el consorcio gestor del polígono industrial El Parralejo con la Sareb, el banco malo, que ronda los 12 millones de euros. Integrado por la corporación municipal de Melgar de Fernamental y por Ibercaja, no se ha disuelto pero tampoco funciona desde hace años puesto que los consejeros renunciaron cuando la entidad financiera pegó la espantada. La reclamación de las cantidades impagadas lleva años en los tribunales y el banco nunca ha querido implicarse en una solución viable para el municipio, que apenas llega a los 1,8 millones de presupuesto anual.
Una vez desbloqueada la situación financiera del polígono, la Junta de Castilla y León pondría los 200.000 metros cuadrados de suelo industrial liberados a disposición de un inversor internacional -cuya identidad no ha trascendido- especializado en el desarrollo de energías limpias y en los combustibles del futuro. En el amoniaco verde confluyen ambos intereses, puesto que para su generación resulta imprescindible contar con la electricidad que generan los molinos eólicos o las placas fotovoltaicas, de tal manera que no se produzcan emisiones de carbono que lleguen a la atmósfera.
En esta ecuación sería imprescindible la colaboración del Gobierno central, puesto que la energía que se produce en todas las plantas acaba en las subestaciones de Red Eléctrica Española (REE). De ahí que el grupo inversor precise la autorización de las autoridades energéticas para que un porcentaje importante -un mínimo de entre el 20 y el 30%- de la energía que se vierte a la subestación de Villlalbilla desde esos parques de renovables y se distribuye por todo el país se quede en Burgos y vaya destinada al funcionamiento de las nuevas instalaciones de Melgar. El agua, otro elemento imprescindible para la producción del amoniaco verde, la captaría del cercano río Pisuerga con la correspondiente autorización de la Confederación Hidrográfica del Duero.
Trabajo en el territorio. Las plantas de generación de combustibles verdes -hidrógeno, amoniaco y etanol- precisan para su funcionamiento de una plantilla estable y numerosa, al contrario de lo que ocurre con los parques eólicos y fotovoltaicos, que externalizan su mantenimiento a empresas sin arraigo en el territorio y no generan empleo local. Esta circunstancia tiene un gran peso en la estrategia definitoria de la política industrial de la Junta de Castilla y León, que además busca resolver problemas que pueden lastrar el futuro de municipios o comarcas enteras. Ya ocurrió en 2021, cuando las Consejerías de Fomento y Economía cerraron con Centro Logístico de Miranda de Ebro los acuerdos que permitieron recuperar los terrenos de la frustrada plataforma logística y olvidar los pleitos judiciales que ahogaban el futuro del polígono de Ircio. Ahora se levanta allí un centro logístico de la cadena de supermercados Aldi, con 130 empleos, y en un solar contiguo Panattoni ultima la primera de las naves de su parque empresarial.