La Policía Local ha realizado 19 intervenciones en lo que llevamos de año, cuatro de las cuales eran pintadas de odio. Además, Urbaser actuó sobre 105.000 metros cuadrados para eliminar grafitis, con un coste aproximado de 284.000 euros. Por eso, el Ayuntamiento ha diseñado un plan para gestionar las pinturas vandálicas e intentar reducir paulatinamente su presencia en la ciudad que afectará a varias áreas: Medio Ambiente, la Gerencia de Servicios Sociales (más concretamente las áreas de Empleo Social y Juventud), la Gerencia de Cultura y la de Seguridad Ciudadana.
El documento, en el que el equipo de Gobierno ha estado trabajando durante meses, se presenta como una herramienta que aborda este problema desde diferentes perspectivas. De esta forma, se pretende reducir la incidencia de los grafitis mediante la implementación de estrategias de previsión y control, incluyendo campañas de concienciación, el establecimiento de sanciones disuasorias y promoviendo el arte como una forma "legítima" de expresión cultural. Respecto a esto último, el concejal de Medio Ambiente, Carlos Niño, ha aseverado que se establecerán espacios autorizados para realizar pintadas "para canalizar de forma positiva la creatividad".