«Soy un irreverente»

R. PÉREZ BARREDO / Burgos
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Julián de Velasco cumple treinta años haciendo humor desde las páginas de este periódico. Sus tiras, que ya son historia por derecho propio del centenario rotativo, son una mirada ácida, mordaz, brillante y siempre inteligente sobre la realidad

El dibujante burgalés, en el estudio que tiene en su casa de Alcalá de Henares. - Foto: Juan Lazaro

Que levante la mano el que no se haya descojonado alguna vez con una de sus tiras. No es para menos: acostumbra a ser tan mordaz como brillante, y suele vestir la realidad con el mismo traje nuevo de aquel emperador del cuento Andersen. Cumple Julián de Velasco, conocido por los lectores de este periódico como Julián a secas, 30 años dibujando humor en sus páginas. Son las tiras o viñetas un género periódistico imprescindible y ya no digamos si las firma este burgalés del 64, propietario de un estilo inconfundible, de un trazo reconocible y de una voz tan propia que a menudo es la de todos para delirio y solaz del alma, que por eso el humor es el mejor conservante para el oficio de vivir.

Previo paso por El Papel Burgalés y Diario 16, donde dejó huella de su inmenso talento, Julián debutó en las páginas de Diario de Burgos en septiembre de 1994. Su primera reflexión al respecto es directa: «No sé cómo he podido llegar a estar treinta años seguidos... Es un desgaste y es exigente, sobre todo si te consideras profesional de lo tuyo, si te gusta hacer bien tu trabajo. El primer crítico es uno mismo y los siguientes son los que tienes cerca, tu familia y tus amigos. Si alguno no entiende una tira o es crítico con ella... Buuffff. Eso es demoledor». Siempre ácido pero bienhumorado, Julián lleva casi toda la vida afrontando un reto mayúsculo casi a diario: decir algo más que algo con cuatro trazos y alguna palabreja. Un desafío en toda regla que es puro vértigo y no poca angustia en ocasiones. «El agobio del papel en blanco... En este oficio, además, con condicionantes y presión, como la hora del cierre. Hay veces en las que una noticia te da la tira, cosa que se agradece profundamente; pero en otras ocasiones las noticias son anodinas o están muy manidas y cuesta encontrar el ángulo divertido al asunto.Al final tienes recursos, oficio. Y eso ayuda. Aunque a veces acabo desesperado, haciendo una labor de avío lo más digna posible aun a sabiendas de que no ha sido mi mejor día».

Aunque lleva décadas residiendo en la localidad madrileña de Alcalá de Henares (ha trabajado en Marca y actualmente es el jefe de Infografía del diario ABC), Julián no pierde relación con su Burgos natal tanto por los lazos familiares como por el hecho, no menor, de retratar cáusticamente cuando acontece en el suelo bendito, para lo que no puede estar desconectado de su cotidianidad. Siempre tiene un mismo objetivo cada vez que sienta a dibujar su historieta: divertir al lector. Y tiene claro que pensar el tema para alcanzar ese fin es lo más difícil de todo: «A mí se me pueden ocurrir muchas cosas, pero siempre pienso en si voy a herir a alguien, en si se va a entender... Lo más difícil es encontrar la conexión», apunta.

Además de libre, se define Julián como «un irreverente. Si no, el humor de carril es mejor no hacerlo. Siendo irreverente no puedes ser políticamente correcto con todo el mundo. Y yo trato de reírme primero de mí. Eso siempre; es una máxima mía. Pero después tengo que buscar el ángulo más afilado y a la vez pensar en hacer el menos daño posible a la menor gente posible. Me considero, sin colgarme ninguna medalla, un pequeño director de cortos. Tengo que tener enfoques, texto, ritmo... Son muchas cosas las que tienen que funcionar para que, al final, la tira sea buena». Lo es las más de las veces. Porque todas rezuman humor a manos llenas. «Considero que no estoy demasiado cascado físicamente por el humor, porque me gusta reírme. Es bueno para la salud, estoy seguro. Y más aún hacer reír o sonreír. Si lo consigo, soy feliz».

(El reportaje completo y varias viñetas, en la edición impresa de este domingo de Diario de Burgos)