La asociación Amamanto pelea en Miranda por fomentar la lactancia materna. Para visibilizar esta alternativa alimenticia de los más pequeños, el colectivo presenta hoy un gran mural realizado por Tinte Rosa en la calle Ronda del Ferrocarril, pero también cuenta en la Casa de Cultura con una exposición durante todo el mes. La muestra está vinculada a un concurso, con el que se reparten premios en tres categorías: embarazo, lactancia y porteo ergonómico. La presidenta del grupo, Celeste Barbero explica que los ganadores han sido Edurne García, María Ortega y Saray Méndez, pero sobre todo da importancia a que con cada una de ellas pretenden fomentar aspectos vinculados a la crianza.
Arrancan por la gestación, «porque nos parecía importante empezar por el principio, porque así las madres nos puedan conocer, para que se formen antes de que nazca el niño», afirma Babero, quien puntualiza que muchas acuden a ellas cuando se cruzan con un problema. Por eso, dan valor a aprender durante los nueve meses previos.
Otra categoría, la de porteo ergonómico, la incluyen para incidir en los beneficios de este método para transportar a los pequeños, pero matizan «hay que hacerlo bien». «Desgraciadamente se venden sistemas que no son buenos ni para el bebe ni para el que lleva al peque», lamenta Barbero, por lo que «con esta categoría queremos visualizar cuál es la manera correcta de portear», reconoce Barbero, quien también incluye que «queremos ayudar a desarrollar esta alternativa, que ayuda a afianzar el vínculo con nuestro hijo».
Por último, la exposición de Amamanto cuenta con la categoría «estrella», la de lactancia materna. Con ella, al igual que sucede con el mural, la asociación lucha por «quitar ese tabú de una madre dando el pecho, porque lamentablemente todavía existe ese problema y ese rechazo que puede sentir al enseñar el pecho», confiesa Barbero, quien puntualiza que «todavía hay entornos en los que a una mujer se le puede obligar a taparse o se la puede expulsar de ciertas instalaciones, como pueden ser piscinas o bibliotecas».
Todas esas dificultades están escritas y subrayadas en el cuaderno de Amamanto, donde lamentan que «a nivel general, no solo en Miranda», hay corrientes contrarias a la lactancia materna. Por eso, asesoran para ayudar a las mujeres con dudas o que se enfrentan a problemas para desarrollar esta alimentación, para lo que no siempre se encuentran lugares adecuados, «como las salas de lactancia o de familia, que no existen en la ciudad», puntualiza Barbero, que matiza que pueden ser recomendables, ya que aunque debería de ser una práctica admitida, «también es cierto que hay madres que tienen pudor y eso también hay que respetarlo», puntualiza la presidenta del colectivo.