Diego Arceredillo Alonso vive con un pie en el pasado (muy remoto, tanto como el Pleistoceno) y otro en el futuro (esperanzador, la docencia). Y con la mente formada y 'ocupada' entre Burgos y Francia. Es un gran experto en paleontología, entre otras ramas del saber, y profesor por partida doble: online en la Universidad Isabel I y en vivo en Tarascon-sur-Ariège, un pueblo de 3.000 habitantes en los Pirineos franceses, un paraíso natural.
Biólogo licenciado en Salamanca, ducho también en conocimiento y divulgación medioambiental, tuvo su primer contacto con las aulas como alumno de Jesuitas a los 5 años, y allí estuvo hasta los 18. Su tesis doctoral la realizó sobre el análisis paleobiológico de los grandes herbívoros de Castilla y León en el Pleistoceno Superior. Por ello, conoce de primera mano y desde dentro todo el complejo de Atapuerca y otras cuevas de esta provincia tan rica y variada.
Nacido en Burgos en el 82, Diego Arceredillo comenzó a apasionarse por la naturaleza motivado por sus profesores, según apunta, "sobre todo por la Asociación Athene, que fundó y desarrolló el padre Javier Angulo".
Residente en la zona sur de la ciudad y también vinculado a Gamonal, donde vivían sus abuelos paternos (de Alarcia, en la Sierra de la Demanda), recuerda los veraneos en las playas de Cantabria y los innumerables viajes con sus padres disfrutando del turismo interior por destinos atractivos y poco masificados.
Alumno de Jesuitas hasta los 18 años, se hizo biólogo y explora las posibilidades del mundo digital
Gracias a sus estudios doctorales, además de adentrarse con privilegio en museos, archivos y cuevas en España, viajó a Portugal, Francia y Austria. Esos vastos conocimientos le abrieron las puertas laborales de Sierra Activa, empresa que hace unos años gestionaba las visitas a los yacimientos de Atapuerca y al Parque Arqueológico. Reconoce que allí aprendió a adaptar discursos científicos a público generalista, algo muy útil para su actual tarea en la enseñanza, tanto en dos grados y dos másteres universitarios (imparte Ciencias Naturales a futuros profesores) como en aulas para más jóvenes en Francia.
Para alguien que necesita aire puro y naturaleza viva, su localidad -cerca de Andorra y de la frontera con Girona- es perfecta, rodeada de bosques, montañas y animales. Aunque reconoce que no es el primer burgalés en 'conquistar' aquellas tierras galas: "Una de las descendientes de Rodrigo Díaz de Vivar se casó con el conde de Foix -la capital del departamento/provincia donde vivo-". Está acostumbrado a ver pasar el Tour de Francia por aquellos puertos y él los sube de vez en cuando, pero sin tanta prisa y disfrutando de las vistas, con quebrantahuesos y urogallos incluidos. Dice admirar la vida asociativa, el interés por los mercados y el valor que dan a lo tradicional los franceses, pero se atraganta con la complejidad de la burocracia de la administración de su país de adopción, donde lleva 9 años como residente.
En el rincón de la melancolía se reencuentra con su familia y amigos, a los que visita dos veces al año. Y afloran los gratos recuerdos en la casa de los abuelos de Gamonal, cumpleaños, nocheviejas, paseos en bici con su padre por la Quinta, caídas en el circuito de BMX en Fuentes Blancas... Cualquiera tiempo pasado fue... diferente. Y ahora toca estar en línea natural.
ORIGEN Y DESTINO
Diego Arceredillo llegó a ese rincón pirenaico por amor. Su mujer es guía arqueológica en varias cuevas de su departamento (provincia) y en el Parque de la Prehistoria de Tarascon-sur-Ariège. Ahora, él, que partió del Pleistoceno, se afana en profundizar en las metodologías docentes que ofrece el mundo digital.
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