La labor de exhumación de la memoria de Bañuelos de Bureba y el profesor Antonio Benaiges ha puesto a la pequeña localidad en el mapa. La representación de la obra teatral El mar: visión de unos niños que no lo han visto nunca, dirigida por Xavier Bobés y coescrita con Alberto Conejero, y el recién estrenado largometraje El maestro que prometió el mar, nominado a cinco premios Goya, han provocado un torbellino de emociones sobre aquellos que han disfrutado de la puesta en escena y de las pantallas de cine palpables a día de hoy en el pueblo. Tal es el interés suscitado entre los espectadores que en los últimos casi cuatro meses el número de visitantes a la escuela en la que el catalán impartió clase desde 1934 hasta 1936 ha recibido más visitantes que los dos años posteriores a pertenecer a la red de Museos Vivos en 2021.
El Museo-Taller Pedagógico abrió sus puertas años atrás como claro testigo del aire fresco que trajo consigo el docente a su llegada a La Bureba para aplicar en sus clases el método de enseñanza de Freinet, que prioriza la visión de los alumnos, dándoles el protagonismo en el proceso educativo. Con el único objetivo de recuperar la memoria, el trabajo y continuar con su legado nació hace más de una década la Asociación Escuela Benaiges, cuyos miembros se han involucrado, además de en la rehabilitación del inmueble, en organizar actividades culturales. Si bien, desde agosto de hace dos años forma parte de un innovador proyecto de cooperación creado para impulsar la riqueza de los museos etnográficos, centros de interpretación de la naturaleza y espacios culturales, y hasta el mismo mes de la actual anualidad ha atraído la atención de 140 grupos y 541 visitantes. A partir de septiembre, con el anuncio del estreno de la película en las salas de cine, la cifra se ha incrementado hasta superar los 750.
Según los datos que maneja el grupo de acción local Adeco Bureba, desde que el inmueble abrió con el sistema de Museos Vivos hasta el pasado 31 de agosto el número de visitantes superó los 500 aunque «probablemente la cifra sea superior porque cuando los usuarios realizan la reserva por internet puede que no pongan el número exacto de personas que finalmente acuden», aclara el gerente, Miguel Ángel Petit. Lo sorprendente llegó con el final del verano. «A partir del 1 de septiembre el número de turistas registrados es de 462 en 102 visitas», añade. Al resto de curiosos ansiosos por poner un pie en la misma casa en la que Benaiges dio clase a niños y niñas hasta que en 1936 fuera fusilado por el franquismo, en concreto 295 (a fecha 11 de diciembre), les han recibido con especial ilusión algunos de los vecinos del municipio.
Uno de ellos atiende al nombre de Javier, integrante de la Asociación Escuela Antoni Benaiges, y desde hace escasos cuatro meses guía -no oficial- del museo. Asegura que el goteo de foráneos es constante en un pueblo en el que «apenas» recibían viajeros, pero el 'boom' de la película le ha llevado a plantearse «instalar una cama en el inmueble». En un solo día ha llegado a conocer a más de 40 personas «que quedan maravilladas al contemplar la imprenta con la que los alumnos imprimían los cuadernillos que ellos mismos elaboraban, y que se pueden adquirir (copia) en el propio museo.
Talleres y encuentros. La Asociación continuará invitando a grupos de escolares a descubrir un espacio educativo de referencia y pretende organizar un taller de fotografía antigua destinado a alumnos de los institutos de la zona. La actividad guardará relación con el momento en el que un retratista fotografió en el exterior de la escuela a Antoni Benaiges con los alumnos en 1936, hecho narrado en uno de los cuadernillos de la colección.