La vivienda nueva se ha vuelto testimonial en Miranda. El motivo principal que justifica esta tendencia reside en la subida de los costes en la construcción, aunque en el sector también reflexionan sobre el aumento en la rehabilitación de edificios o viviendas de segunda mano. Así, explican el hundimiento de las promociones que arrancan en la ciudad, una realidad que también se plasma en los datos, ya que el Colegio de Arquitectos de Burgos no registró en el primer trimestre del año ningún visado de obra nueva, aunque la estadística empeora cuando se refiere a bloques, porque desde el segundo trimestre de 2023 no se recoge ningún proyecto de este tipo.
En la inmobiliaria Foro pese a la tendencia reconocen que «claro que hay demanda», pero avanzan que «no va a haber vivienda nueva al menos de momento». En la actualidad, hay una edificación en marcha en el PR-1, donde también está previsto que la Junta de Castilla y León arranque a finales de año su propuesta para alquiler de jóvenes. En la inmobiliaria detallan que «los promotores no se arriesgan, porque hoy en día una obra es un riesgo y cuesta mucho arrancar con seguridad», por el precio del suelo que se arrastra de otros tiempos, a lo que se suma el incremento en el coste de los materiales de construcción.
El arquitecto local José Antonio de Juana recuerda que la crisis del ladrillo acabó con la mayoría de los constructores de Miranda. «Solo queda uno», puntualiza, al tiempo que indica que «es de los pocos que hace algo, porque en su día compró el terreno barato y ahora tienen más margen». En su opinión, el precio de los solares en la ciudad está por encima de lo que vale «y hay gente se piensa que tiene una joya», lamenta. Mientras esta realidad no cambie, ve complicado un giro de tendencia que haga que el sector reflote de nuevo.
En Foro añaden que «hay muchísimos impuestos», no solo para los promotores, también «para los clientes que tiene que pagar un 10% de IVA, más todo lo que tiene detrás». Además, en la inmobiliaria indican que el modelo de desarrollo urbanístico, con más zonas verdes y cesiones para espacios públicos, también hace que la factura de la vivienda a estrenar aumente y por lo tanto el riesgo para los constructores también.
Para otra arquitecta local, Cristina Barrón, la ciudad también vive un momento en el que «creo nos estamos centrando mucho más en rehabilitaciones». En su opinión, hubo un repunte de obra nueva tras la pandemia, pero «con viviendas unifamiliares, porque los bloques han sido muy puntuales». Desde su estudio, añade que «hay gente que compra viviendas antiguas y las mejora», pero también menciona inmuebles céntricos sin habitar desde hace años, como el que hace esquina en la calle Ramón y Cajal con la del Cid o con la de Francisco Cantera, a los que ahora se «les está dando una segunda vida», puntualiza.
En Foro confirman que la tendencia de rehabilitación existe, aunque en el caso de los edificios mencionados se impulsan desde fuera de la ciudad. Más allá de este punto, recuerdan que Miranda todavía esconde muchos pisos vacíos y si entraran en el mercado «la situación mejoraría», consideran.
Por último, De Juana apunta al papel de las administraciones y su falta de impulso. El arquitecto habla de la diferencia existente entre el poder adquisitivo y lo que puede valer un piso recién construido, por lo que expone que «el Gobierno vasco va a da un dinero por vivienda al contratista, para que luego se ahorre el coste de la vivienda o el alquiler», afirma De Juana.