Ganaderos de la Demanda alertan de un crecimiento paulatino de lobos en toda la Sierra, donde ya actúan en manadas, atacando a ovejas y terneros y dejando víctimas a su paso cada vez que tienen la oportunidad. Algunos incluso se están planteando su futuro ante la viabilidad de sus explotaciones, «el problema es muy gordo y la solución fácil, pero es políticamente incorrecta y antipopular» dicen. Este aumento se viene experimentando durante los últimos años, como señala José Ángel Porres, ganadero de Riocavado desde hace 25, que detalla que hasta hace unos 8 no había sentido la presencia de este animal. «Y hay vídeos en los que aparecen hasta cinco juntos», como el difundido por Asaja Burgos que ilustra este reportaje.
Jaramillo de la Fuente, Piedrahíta de Muñó, Pineda de la Sierra, Barbadillo del Pez, Vizcaínos o Huerta de Abajo son sólo algunos de los pueblos donde los lobos han atacado a algunas de sus ganaderías recientemente. Estos asaltos, unidos a los visionados de estos animales o de sus huellas por parte de los ganaderos o de cazadores, les llevan a estimar en unos 20 los ejemplares que pudieran estar campando por toda la Sierra de la Demanda, incluyendo la parte riojana, afectando a localidad como Villavelayo o Canales de la Sierra. «Se mueven mucho, pueden desplazarse sin problema entre 50 o 100 kilómetros en busca de comida y prefieren resguardarse aquí porque se encuentran más cómodos en este hábitat», exponen.
Tal y como señalan, la sensación continúa de que el lobo puede actuar en cualquier momento les está llevando, en algunos casos, a replantearse su oficio. «A este paso voy a tener que vender todas las ovejas. La ganadería es una de las vías de subsistir en los pueblos para la gente joven, y si no se apoya, lo único que se consigue es que estos desaparezcan con mayor rapidez», lamenta un ganadero, que estima en más de 100 las cabezas perdidas como consecuencia del lobo durante la última década.
Los ganaderos se movilizan contra la política estatal sobre el lobo. - Foto: Jesús J. MatíasCerradas. La única solución es estar muy encima del ganado y cerrarlo por la noche. «Si hay alguna que se queda fuera hay muchas papeletas de que acabe muerta», explica uno de ellos, para el que tener que cerrarlas es otra especie de lobo, dado que les perjudica en otros aspectos. «Son de extensivo, tienen que estar sueltas. En el momento que las cierras se contagian más enfermedades, aparecen cojeras y el ganado no engorda como tienen que hacerlo», afirma uno de los afectados, que mantiene que ha visto huellas en la nieve de tres ejemplares juntos y también otras en el barro, alrededor de su vallado. «Las tuvo atemorizadas, las echó hacia atrás», detalla el ganadero, para el que ya existe en la zona «un descontrol y masificación del lobo», lo que no solo es un problema para el sector, sino también por los municipios, porque está afectando a la caza, reduciendo la presencia de fauna salvaje, y por lo tanto a la adjudicación de los cotos.
José Ángel Porres, también las cierra cada noche. «De esta forma no he tenido ningún ataque, pero una noche de diciembre, que había mucho barro y no las pude encerrar en el corral, me mataron cinco», relata el hombre, que explica cómo un colega de Piedrahíta de Muñó vio a plena luz hace unos días cómo un ejemplar atacaba a su rebaño. «Eran sobre las 4 de la tarde. Estaba leyendo un libro cuando apreció que comenzaron a espantarse, cuando se acercó vio a una oveja ya muerta y al lobo marcharse», añade.
Este pastor de Riocavado, que explica que hace años las tenía sueltas por el San Millán si problemas, considera que «los lobos están por toda la Sierra» y hace unos días alcanzó a ver uno cuando transitaba por la Vía Verde a primera hora de la tarde. «No era muy grande, para mí que era cría. Cuando estaba a unos 3 metros se marchó».
Otro pastor de Vizcaínos, que tiene un rebaño de unas 500 ovejas, mantiene que «estos animales están cada vez más encima» y que están descendiendo de la zona más alta de la Sierra. Asegura que no lo ha visto, pero que los mastines que protegen a sus ovejas sí que han sacado alguno del entorno. «Los perros se pusieron nerviosos y estuvieron corriendo al lobo, porque después vi las huellas».
Precisamente en Vizcaínos de la Sierra tienen una explotación ganadera de vacas los Hermanos Carazo, donde echan en falta a tres terneros recién nacidos en las últimas semanas y cuya desaparición atribuyen al lobo, que también atacó a un ternero en Pineda de la Sierra no hace mucho. «Se van al monte a parir, y aunque el lobo prefiere las ovejas, también ataca a las terneras, aunque a veces las madres las defienden», dicen.