Siempre ha sido un tema muy polémico. Que los médicos que trabajan en el sistema público de salud en horario de mañana -que ha sido siempre el único establecido salvo muy puntuales excepciones- se ocupen por las tardes en una consulta o quirófano privado a seguir viendo pacientes derivados de aseguradoras o que acuden directamente sin seguro ha levantado ampollas históricamente, sobre todo entre quienes defienden la dedicación exclusiva al servicio público. Antes de la asunción de las competencias sanitarias por parte de la Junta de Castilla y León (2002) el Insalud pagaba un complemento de exclusividad a los facultativos que solo se dedicaban al sistema público pero en 2005 el Gobierno regional lo extendió a todo el colectivo, es decir, empezó a pagárselo también a quienes estaban pluriempleados. El acuerdo que permitió este 'café para todos' fue tumbado por el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León dos años después cuando la factura por este particular había alcanzado en Burgos los 7 millones de euros que, además, fueron detraídos de una partida destinada para asistencia sanitaria, lo que fue ampliamente criticado por los sindicatos de clase, que nunca han visto con buenos ojos estas dobles jornadas.
Entonces se calculaba que era un 30% el número de médicos que tenían dos consultas ya que el sector privado nunca ha sido muy boyante en la provincia. Pero fue creciendo y hace un lustro había alcanzado casi el 50%. Ahora, las cifras presentan un panorama bastante diferente a pesar de que la medicina privada se está expandiendo al calor de un sistema público exhausto que, además, está dejando escapar a no pocos especialistas que han preferido dedicarse solo a la privada, un elemento que podría explicar que, a la vez, aumenten su espacio las empresas sanitarias privadas y disminuyan los médicos que trabajan en los dos sectores.
El Colegio Oficial de Médicos tiene registrado que 175 de sus miembros compaginan ambas actividades: Suponen cerca del 15% del total (el 14,7% concretamente) excluyendo a los profesionales jubilados y a aquellos que solo tienen actividad privada que, aunque se trata de un grupo minoritario, también los hay. Para que un trabajador de la sanidad pública pueda tener una consulta privada debe estar autorizado por la Consejería de Hacienda de Castilla y León, que no concede la compatibilidad de forma automática sino que valora las circunstancias de cada petición.
Son varias las razones por las que esta cifra es sensiblemente inferior a la de años atrás. Por un lado, se ha incrementado el trabajo en la sanidad pública con la aprobación de las peonadas (horas de trabajo fuera de la jornada ordinaria y pagadas aparte, y que llegaron hasta la atención primaria, un nivel que nunca las había tenido) para intentar disminuir las brutales listas de espera que provocó la pandemia, y tiene sentido que si un médico trabaja en el sistema público por la mañana y por la tarde no pueda atender una consulta 'en la calle', que es como coloquialmente las llaman los profesionales.
(Más información en la edición impresa o aquí)