Antes de llegar a la localidad valenciana de Picaña, una de las más afectadas por la DANA del día 29 de octubre, a los policías locales voluntarios para acudir a apoyar en labores de emergencia les había dado tiempo a ver por televisión los efectos devastadores de las riadas. Sin embargo, no fue hasta que, hace una semana, lo vieron con sus propios ojos cuando se dieron cuenta de la magnitud de la catástrofe. Era mucho peor de lo que esperaban, tal y como reconocieron ayer ante la alcaldesa, Cristina Ayala, quien les recibió tras haber sido relevados por otros ocho compañeros hace unos días. La primera edil les agradeció su compromiso y trabajo en la comunidad levantina.
«Cuando llegamos y vimos todo se nos cayó el alma a los pies.Era mucho peor de lo que nos esperábamos, mucho más duro», reconoció el mayor subjefe de la Policía Local, Juan Romo, quien estuvo al mando del primer grupo de ocho agentes que se desplazó a la zona azotada por el temporal de finales del mes pasado. Lo hicieron 12 días después de que ocurriera todo, pese a que estaban activados desde el minuto uno a sabiendas de que en algunas localidades habría cuerpos municipales con carencias de personal.
Así fue como acabaron en Picaña, a escasos kilómetros de Paiporta. Es decir, el epicentro de las riadas, para apoyar a una policía local que habían hecho turnos interminables para poder brindar labores que ellos también hacen a diario en Burgos. «Nos dedicamos en un principio a regular el tráfico. Los dos de los tres puentes que tienen para cruzar la ciudad estaban destruidos y había autovías parcialmente cortadas. Había un caos circulatorio que provocaba que para hacer un recorrido de tres o cuatro kilómetros se tardara 45 minutos», explicó Romo.
Además, colaboraron en las labores de seguridad ciudadana para evitar los saqueos, especialmente por la noche, cuando se produjeron algunas identificaciones de personas sospechosas. Sin embargo, lo que más les «ha llenado» es la colaboración social. «Nos ofrecimos para acercar alimentos a personas de avanzada edad que viven solas en sus domicilios. También les ayudábamos a trasladarse a centros de salud», añadió Romo, quien apuntó que la situación cada vez está mejor gracias en parte a la colaboración entre los cuerpos.