De tal palo tal astilla, que dice el refrán. Las primeras carreras de Carol Rejón detrás de un balón comienzan en un parque del barrio de Casa la Vega, donde dos bancos hacían las veces de portería. «Mis amigos ya decían que apuntaba maneras jugando al fútbol y es verdad que se me daba bien», confiesa tras recordar que alguna vez quedó 'pichichi' en el Interparroquial en la Anunciación de fútbol sala, donde coincidió con las hermanas Uriarte, «auténticas impulsoras del fútbol hierba femenino en Burgos. Nunca creí que la idea de aquellas 'loquillas' llegara a buen puerto, pero quien la sigue lo consigue y a base de empeño y persistencia. Llegó. Fue duro partir de cero, pero el tesón puede con todo», afirma trasladando su memoria al comienzo de los 90 cuando solo contaba con 15 años.
Su grano de arena, que cultivó durante cinco temporadas, ha germinado tanto que su hija Karla García heredó su misma pasión y desde que era benjamín en el Nuestra Señora de Belén, club que creó su progenitora, continúa disfrutando dos temporadas después en el Burgos CF con 11 años como alevín: «Fui con una amiga que me dijo que me iba a gustar, probé y me encantó. Sí sabía que mi madre había jugado», relata.
Sus posiciones en el campo no coinciden. Rejón fue defensa, mientras que Karla es extremo con una vocación más atacante. Se miran a los ojos con complicidad y el brillo que transmite la madre es inequívoco. «Estoy muy orgullosa. Veo la ilusión con la que va a entrenar, el equipo que ha conformado, lo bien que se llevan y me hace recordar aquellos bonitos momentos. Ahora es muy diferente, pero...», afirma emocionada Rejón.
Intento transmitir que si tienes un sueño, hay que ir a por ello. Hay que ser valiente y nunca darse por vencida"Carol Rejón, pionera en el Rayo Burgalés
La escasa existencia de equipos íntegramente femeninos en las categorías inferiores implica que generalmente se enfrenten a rivales masculinos, un factor que Karla considera beneficioso. «Los chicos entran más fuerte y creo que se aprende más», algo a lo que su madre añade que «intentan superarse más, pero también es cierto que cuando pierden los chicos contra las chicas se les ve más rabiosos. Incluso alguno hasta llora de impotencia. Aunque son muy respetuosos», coinciden ambas, además de proponer a la delegación provincial que cree la categoría cadete femenina, ya que consideran excesivo el salto de infantiles a sénior, «tenemos esperanza en que eso pueda cambiar ahora que ya hay muchas más niñas jugando».
Sin cansarse. Al igual que sus padres, Carol Rejón y su marido «que estamos juntos desde los 14 años y fue uno de los mayores fans del Rayo Burgalés y del Nuestra Señora de Belén», no se pierden ni un partido de Karla y de su hijo mayor, que juega en el Inter Vista Alegre, «mi padre iba a verme con una trompeta y yo siempre le acompañaba desde bien pequeña a ver a mis tres hermanos a Pallafría. Quizás también por eso siempre iba a todas las partes con un balón», advierte.
Con más de tres décadas de diferencia entre una y otra, algunas similitudes encuentran entre aquella joven del Rayo Burgalés y esta niña del Burgos CF y es, sobre todo, «la motivación con la que iba yo a entrenar, que ahora veo en mi hija. El compromiso, que es más ordenada, se concentra más... Por eso siempre le dije que me gustaría que además de la gimnasia rítmica aprendiera un deporte colectivo, porque tiene muchos valores añadidos», asevera.
En pleno crecimiento en la cantera del club blanquinegro, Karla García asegura que no le importaría estar a las órdenes de su madre en el banquillo y que algunas veces le corrige algún «fallo en los entrenamientos o en los partidos y me lo explica. Cuando ve que corro mucho y que me esfuerzo me anima», declara.
Me gustaría ir a la selección de Castilla y León como mi amiga Paula Pires y ganar alguna vez la liga"Karla García, jugadora del Burgos CF alevín
Las desigualdades de género en el campo cada vez son menores, aunque hay algún adulto incapaz de asumirlo. «Un día a nuestra portera se pusieron detrás, le insultaron y acabó llorando», afirma, mientras reconoce que «las victorias las celebran con música» y de las derrotas enseguida pasan página.
Vivieron el Mundial en el que España se hizo con el título con muchísima ilusión, pegadas al televisor. La misma ilusión con la que vieron el martes el partido de la selección contra la República Checa en El Plantío y donde Karla García podrá cumplir el sueño de conocer en vivo y directo a Salma Paralluelo, su ídola.