«El mejor consumo es el que no se hace»

G.A. / Burgos
-

Los sencillos consejos de la familia Herrero

«El mejor consumo es el que no se hace» - Foto: Luis López Araico

Enrique, Vanesa y sus hijas Lara y Alma, de 8 y 5 años, participan en el programa Hogares Verdes para reducir al máximo el impacto medioambiental de su vida doméstica y, de paso, rebajar el coste de sus facturas. Su vivienda, un piso de la avenida de los Derechos Humanos con tres dormitorios y calefacción centralizada, es hogar y también lugar de trabajo, pues la pareja teletrabaja.

Su objetivo es estos meses de primer curso ha sido la implantación de nuevos hábitos de consumo en toda la familia y a lo largo de todo el día, lo que muchas veces implica cuidar los pequeños detalles. 

En el ámbito del agua, explica Enrique Herrero, han implantado la recogida del agua que sale de la ducha antes de calentarse en un cubo para su uso en el inodoro (ahorrando cisternas) o en la limpieza de la casa. En la cocina, cuando se utiliza agua templada, nunca se desperdicia la fría previa. El agua que queda en los vasos tras las comidas se destina al riego de plantas. Los grifos monomando siempre en el lado del frío (si no se necesita calor), para evitar que se active el calentador y el consumo de gas.

La calefacción centralizada impide muchas medidas individualizadas, aunque ya cuentan con los contadores en cada radiador. El uso de la pistola de flujo térmico, para detectar las fugas de calor en cada estancia, les llevó a cambiar las ventanas de los dormitorios, enfocadas al norte. «Aprovechamos la orientación de la casa para aprovechar el sol en invierno y generar corrientes durante el verano, nunca calentamos el pasillo ni las habitaciones que no se usan».

La familia Herrero se esfuerza por aprovechar al máximo la luz natural, trasladando su actividad diaria allí donde abunde. La vivienda tiene muchos aparatos conectados para trabajar en remoto (ordenadores, pantallas, iluminación...), por lo que ha implantado el uso de regletas de enchufes para procurar que solo se consuma lo imprescindible. El stand-by (el pilotito rojo de apagado) está prohibido. Se cargan las baterías de ordenadores y se usan los electrodomésticos en las horas de consumo más barato.

Todas las bombillas posibles son de bajo consumo, aunque se mantienen las convencionales para reducir el impacto que supondrían como residuos. «En realidad, funcionan». También se utilizan los puntos de luz que menos consumen.

El calor residual del horno se aprovecha para hacer varios platos. El lavavajillas (y la lavadora) se activa totalmente lleno, lo que requiere seguir un orden en la colocación de las piezas. «Al final, de cada 10 lavados te puedes ahorrar uno». En la nevera hay una lista con los productos almacenados en cada cajón, lo que evita que se busquen con la puerta abierta y evitando la fuga de frío. «Utilizamos un medidor de consumo en el lavavajillas y en una olla eléctrica y detectamos los programas que menos gastaban y que son los que utilizamos».

Desde que entraron en Hogares Verdes, la familia Herrero ha reducido un 10% el consumo eléctrico aunque, matizan, en la factura hay términos fijos que no pueden tocar. Respecto a la media de hogares, han reducido entre un tercio y un cuarto de consumo.