«El 'malismo' no existiría si no se premiara»

I.L.H. / Burgos
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El humorista gráfico Mauro Entrialgo presenta en Burgos su ensayo sobre la ostentación del mal como propaganda. «Los poderosos hacen hoy de la falta de escrúpulos un arma recurrente»

Mauro Entrialgo es socio fundador de ‘TMEO’ y colabora con ‘El Jueves’. Ha escrito para teatro, cine y televisión. ‘Malismo’ es su primer ensayo. - Foto: Alberto Rodrigo

«Lo malote ha dejado de ser un sistema ingenioso para vender el producto musical de un grupo de jóvenes punk de barrio. Se ha convertido en una eficiente fórmula publicitaria dominante que ya no se dirige contra los poderosos, sino que es una herramienta común que estos utilizaan». El malismo, como el humorista gráfico Mauro Entrialgo (Vitoria, 1965) define el «mecanismo propagandístico que consiste en la ostentación pública de acciones reprobables con el objetivo de obtener beneficios sociales, electorales o comerciales», no solo vende, sino que renta. 

Ha ganado tanto terreno que no sorprende que Elon Musk saque pecho por echar a miles de trabajadores tras comprar Twitter o que Ayuso ni se inmute públicamente por las comisiones que cobró su hermano (lo «perfectamente legal puede ser completamente inmoral», recuerda Entrialgo). «Esta forma de actuar no solo no pasa factura, sino que ni se disimula en muchos casos porque la factura que está pasando es la contraria».

De eso y de cómo los poderosos hacen de la falta de escrúpulos un arma recurrente trata su ensayo Malismo. La ostentación del mal como propaganda (Capitán Swing), que ayer presentó en Burgos.
Ejemplos sacados de la actualidad hay miles y el autor echa mano de ellos para explicar un modo de proceder que ha ayudado al auge de la extrema derecha, ha popularizado los movimientos conspiratorios, la proliferación de bulos o la confirmación de la existencia de las cloacas judiciales y políticas. «El concepto tiene muchos ejemplos y no quería poner los raros, extraños o rebuscados, sino aquellos que todos conocemos, pero que por la rapidez de las noticias y de la vida no nos hemos parado a pensar. Ahora, al ver todas estas cosas seguidas, es más fácil darse cuenta de que existe este fenómeno que yo llamo malismo», afirma. 

El porqué de este declive del comportamiento prefiere no abordarlo por el «conglomerado de circunstancias». «Tampoco me atrevo a decir cómo combatirlo. Un primer paso es ponerle nombre y que seamos conscientes de que existe. El libro señala un síntoma, es un diagnóstico, pero no me veo capacitado para determinar el tratamiento porque supongo que al igual que las causas debe ser múltiple».

Lo que está claro es que «el malismo no existiría sin un receptor que lo premie» y ahí entramos todos. En algunos de los concursos de televisión el jurado humilla a los participantes; hay aerolíneas que se mofan en las redes de las quejas de sus clientes; el insulto a las minorías; el rechazo agresivo a consensos básicos como la justicia social o la Agenda 2030, o soldados difundiendo atrocidades por internet. 

A tanto llega este comportamiento que Entrialgo ha decidido matar a uno de sus míticos personajes: Herminio Bolaextra, un canalla afín a los excesos, para que nadie lo haga su abanderado. «Hay gente que malinterpreta y yo no quiero dar lugar a las interpretaciones. Por eso voy a acabar con él. Haré un pequeño álbum titulado La muerte de Herminio y a partir de ahí no volveré a dibujarlo nunca más», concluye.