Los 'estupas'de la Policía Nacional llevaban más de medio año detrás de un traficante a mediana escala que vivía en el G-2, pero que era muy cuidadoso a la hora de realizar los pases. Los interminables seguimientos dieron sus frutos y ayer, por fin, culminó la operación con la detención de este hombre, de 35 años, y la aprehensión de un kilo de diferentes sustancias y más de 5.000 euros en efectivo. Pasará a disposición judicial en las próximas horas.
La vida cotidiana del arrestado distaba mucho de la de un narcotraficante al uso. Y eso es, precisamente, lo que más dificultó la investigación de los agentes del Grupo de Estupefacientes de la Comisaría Provincial de Burgos. Tenían constancia de que este sujeto traficaba con drogas diferentes, pero era cuidadoso y lo llevaba todo con una gran discreción, ya que la actividad delictiva la realizaba lejos de su domicilio.
Este hombre cuenta con un empleo en una empresa y a ojos de su entorno su día a día era el de una persona más. Tampoco hacía ostentación para no llamar la atención. Durante siete meses, los investigadores vigilaron sus movimientos por la ciudad y estuvieron apostados días enteros cerca de su domicilio, ubicado en la avenida Castilla y León a la altura del parque lineal del Río Vena. En este tiempo, certificaron que realizaba pequeños pases a consumidores por toda la ciudad.
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