Los reyes de la jungla

M.D.P. / Burgos
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Esta orquesta de músicos locales sigue conquistando las verbenas de una treintena de pueblos burgaleses a pesar de la difícil situación que atraviesan este tipo de formaciones

Cinco de los ocho integrantes de La Jungla, en el estudio Fénix, donde realizan los arreglos musicales. - Foto: Luis López Araico

Hace algo más de siete meses los ocho componentes de la orquesta La Jungla se juntaron por primera vez para ofrecer algo nuevo en la escena burgalesa. ¿Su intención? Que aquellos que viven en los pueblos los 365 días del año puedan participar también en las fiestas, desde los más jóvenes hasta los más mayores. Es por ello que ofrecen un repertorio variado y hacen una fuerte apuesta por el baile de tarde, que en muchos lugares se ha perdido.

Fue Pedro Alonso, propietario de la empresa Prones Burgos, quien consiguió reunir a Iris (voz), Lidia (voz), Iván (voz), Ignacio (teclado), Arturo (batería), Raúl (bajo), Pablo (guitarra) y Lucía (saxofón) a través de compañeros y conocidos del panorama musical burgalés.

El pasado sábado 3 de junio dieron su primer bolo en Espeja de San Marcelino (Soria) y el éxito fue tal que al año que viene la localidad volverá a contar con ellos. A pesar de los nervios, la banda afronta con ilusión el resto de fechas, conscientes del éxito que tiene su repertorio musical en las fiestas en las que actúan. 

Sin embargo, la orquesta La Jungla está al tanto de la realidad que el panorama musical está atravesando y de cómo es cada vez más difícil hacer que una orquesta perviva, pues se trata de un oficio complicado que requiere de una gran preparación y que, a su vez, está mal reconocido. «La gente piensa que simplemente la orquesta llega y toca. No han pagado como en un concierto y no valoran todo lo que hay detrás», confiesa Lidia (voz). Sin embargo, hay mucho más detrás: ensayos, baile, vestuario, largos viajes, cargas y descargas. Además, para los integrantes de La Jungla se trata de un trabajo complementario que, aunque bien pagado y con buenas condiciones, no les ofrece un salario elevado. «Las nuestras con pocas fechas comparadas con las de otras orquestas que tienen 80 o 90 y sí pueden sobrevivir, pero esas son muy pocas», comenta Lidia (voz).

A esto se une la difícil situación que el oficio vive desde la pandemia, cuando muchos músicos tuvieron que abandonar sus agrupaciones y buscar un nuevo empleo. «No hay músicos, no hay cantantes y estamos con un problema gordo. Ya han desaparecido muchas formaciones y podemos decir que están desapareciendo las orquestas», explica Pedro Alonso, el propietario. Los miembros de la formación son muy conscientes de la pesimista previsión, pero ante la incertidumbre, tratarán de seguir dando lo mejor de sí mismos en el escenario para poder seguir adelante con su pasión.

Por el momento, la banda goza de la privilegiada situación de nuestra provincia, que es la que cuenta con más pueblos en todo el país y donde todavía están muy presentes las fiestas populares. Esto sumado a la escasa oferta, mantendrá ocupada a la orquesta durante los siguientes meses. Actualmente calculan firmar 30 actuaciones en su primer verano y sus próximas fechas son: el 15 de julio en Portugalete (Vizcaya), el 22 en Montuenga (Burgos) y el 29 Cebrecos (Burgos).