Hubo un tiempo no muy lejano, en los estertores de la crisis financiera, en que se desató una auténtica fiebre por el cobre entre los delincuentes. Infraestructuras críticas, comunidades de vecinos o empresas estaban en el blanco de grupos criminales que buscaban beneficios fáciles arriesgando muy poco. Este tipo de robo había caído pero en los últimos días ha hecho acto de presencia en Burgos una banda que al menos ha cometido dos golpes en la capital, el último en Naves Taglosa, en una empresa de instalación eléctrica.
Los cacos no son unos cualquiera, tienen un modus operandi muy definido que utilizan, sobre todo, para no llamar la atención. Bajo esa premisa de pasar desapercibidos eligieron la hora de comer para acudir con un BMW serie 1 robado al complejo empresarial situado en el polígono industrial Burgos Este. Lo hicieron ataviados con chalecos amarillos, como si fueran trabajadores de cualquier otra firma de los alrededores. Su objetivo era DRC Instalaciones Eléctricas, nave a la que accedieron tras fracturar la cerradura de la puerta de entrada. Acto seguido, metieron de culo el coche robado en la nave, para después moverse a sus anchas por el interior.
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