Que la escalera mecánica de bajada llevara más de dos meses sin funcionar hasta que ayer tres operarios la arreglaron o que uno de los montacargas haya estado fuera de uso varias semanas son ‘solo’ dos «casos puntuales» que demuestran la dejadez municipal con respecto al estado actual del Mercado Norte, un edificio cada vez más deteriorado y cuyo futuro sigue siendo una incógnita.
La amenaza de derribo del inmueble, el fin de muchos de los contratos de concesión -en algunos casos desde 2016- y la escasa información que reciben con respecto a proyectos futuros de reforma o reconstrucción acrecientan el malestar de los comerciantes que aún ‘sobreviven’ en el Mercado Norte.
«La plaza de toros, El Plantío... son del Ayuntamiento y los arreglan. El Mercado también es municipal pero aquí no hacen nada y llevamos 25 años amenazados de que lo van a tirar», lamenta María Soledad Ortega, titular de la Frutería García, ubicada en la planta baja.
Ortega, que cumple más de 40 años al frente de su negocio, es una de las comerciantes que se siente perjudicada por el «abandono total» al que, dice, el Ayuntamiento lleva sometiendo al Mercado Norte durante los últimos años. Aún así, y pese a «todas las incomodidades» que, asegura, sufren los comerciantes, tiene ganas de continuar y agradece la fidelidad de una «clientela fija» que «viene porque encuentra muy buenos profesionales y un género estupendo».
En una línea similar se pronuncian otros comerciantes que prefieren mantenerse en el anonimato. Entre sus quejas están la falta de comunicación municipal. «No tenemos información real de lo que se va a hacer, nos enteramos como cualquier otro burgalés, por el periódico», dicen. También lamentan la situación de incertidumbre en la que se encuentran muchos al haber expirado hace ya varios años sus contratos de concesión. «En un mes te pueden mandar a la calle», temen.
¿Y el nuevo Mercado? La promesa de construir un nuevo Mercado Norte de la mano de la iniciativa privada se desvaneció y la posterior decisión municipal de promocionarlo desde el propio Ayuntamiento acabó primero en un concurso de ideas desierto por la escasa cantidad ofrecida. Ahora que la cifra se ha aumentado hasta los 383.000 euros, se está a la espera de que algún estudio presente antes del 28 de noviembre un proyecto que dé solución al aparcamiento, a la urbanización de la plaza Hortelanos y al nuevo edificio, cuyo coste de derribo y reconstrucción se valora en 8 millones.
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