Fue un clamor popular, una demanda de miles de ciudadanos que buscaban más seguridad en las zonas de ocio tras tres muertes y una agresión que dejó secuelas terribles a un chaval de apenas 19 años. Costó mucho convencer a las autoridades de la necesidad de instalar cámaras en Las Llanas, Las Bernardas y Las Bernardillas. Incluso cuando el Ayuntamiento ya estaba decidido, hubo que esperar casi cuatro años para su colocación.

De eso hace ya una década y esa videovigilancia se ha convertido en una herramienta esencial para los investigadores. Tanto, que les ha ayudado a esclarecer 183 delitos en todo este tiempo. La Policía Local ha solicitado varias veces que la grabación sea las 24 horas, pero la respuesta de la Subdelegación ha sido siempre negativa.

Durante la investigación por la paliza mortal al joven camarero Jonatan Gómez en mayo de 2009, la Policía Nacional contó con las imágenes captadas por la cámara instalada en el pub Terminal. La grabación captó el momento en el que varios chavales persiguieron unos metros a la víctima, que tras un golpe cayó desplomada al suelo frente al bar 7.70. La mala calidad impedía identificar con claridad a los autores, pero al menos sirvió para hacer entender a las autoridades de la necesidad de instalar dispositivos en determinadas zonas.

La agresión al joven Sergio Izquierdo en diciembre de 2010 prendió definitivamente la mecha. La sociedad pedía a gritos más seguridad y el Ayuntamiento acordó instalar cámaras en calles conflictivas a determinadas horas de la noche los fines de semana. No fue, ni mucho menos, una tarea fácil. Se autorizó la colocación de dieciséis videocámaras, nueve de ellas en Las Llanas, cuatro en Las Bernardas y tres en Las Bernardillas. La Comisión de Vigilancia dependiente de la Subdelegación del Gobierno acordó, no obstante, que sólo estuvieran activas de jueves a domingo de 22 a 10 horas.

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