No todo lo que afecta a la hostelería en los últimos tiempos son malas noticias o incertidumbre. Impulsado por un puente de los Santos «muy positivo», el sector se prepara ahora para encarar con la mejor perspectiva una campaña de Navidad que anuncia el funcionamiento de las cocinas a pleno rendimiento.
La previsión en el corto plazo es ambiciosa, reforzada por el ritmo registrado en las últimas semanas para cerrar reservas. A estas alturas, en muchos locales de la capital ya resulta complicado conseguir mesa para grupos grandes en los días más jugosos de diciembre. Incluso, en algunos casos como La Fábrica toman nota de reservas navideñas desde finales del pasado mes de septiembre.
«Hemos notado que los grupos grandes se han adelantado y que la gente está siendo previsora», subraya Ricardo Temiño. El empresario destaca que en octubre se confirmaron «muchas, muchas reservas» y, aunque aún queda sitio en las salas de La Fábrica, la disponibilidad de ciertos tipos de mesa se ha reducido.
Los locales con una menor capacidad también destacan que el sprint final de 2024 «seguirá la dinámica de los últimos años». «La Navidad pinta bien», subraya Isabel Álvarez. Al frente de En tiempos de Maricastaña, esta profesional de la buena cocina destaca que los ciudadanos «siguen queriendo salir y reunirse con su familia, amigos o compañeros de trabajo».
Eso tiene su efecto en las fechas más señaladas, pero no solo en los días centrales de las celebraciones. «Ahora también se nota en noviembre por el impulso de los bonos», matiza Álvarez.«Aunque el año pasado llegaron un poco más tarde, esta vez los uniremos con la de Navidad y el fin de año», explica.
Un punto de vista optimista que comparte Miguel Cobo. El propietario de Cobo Estratos destaca que la campaña de bonos al consumo en curso «ha activado este mes de manera muy fuerte». Aunque en estas circunstancias los picos de más actividad se concentran los fines de semana, las reservas «acabarán repartiéndose entre el resto de la semana» antes de enlazar con un diciembre prometedor. «La previsión de Navidad siempre es buena porque llevamos años con mucho trabajo en esas fechas», celebra.
La situación actual permite al sector pasar página definitivamente a la incertidumbre y a los incontables efectos negativos que trajo la pandemia. Incluso, la hostelería ha sabido mantener el equilibrio ante la reciente tendencia inflacionista y mira al futuro con otros ojos. «Si se hacen las cosas bien iremos poco a poco hacia arriba, pero la estabilidad la traerá el tiempo», matiza un Miguel Cobo que detecta un pequeño cambio en las costumbres del cliente. «Desde hace año y medio noto ha aflojado un poco los días de labor, pero los fines de semana se han activado mucho», explica.
En este sentido, Isabel Álvarez reconoce que los negocios se han visto a subir «un poco» los precios, «pero lo justo porque todo sube». «Burgos es una plaza barata en la relación calidad-precio con respecto a otras ciudades», defiende la empresaria de En tiempos de Maricastaña.
Recuperación. Tal y como destaca el nuevo presidente de la Federación de Hostelería, Enrique Seco, «las sensaciones son buenas y nos hemos sobrepuesto al miedo de los últimos años». El representante del sector destaca que se ha recuperado el ritmo habitual previo a la pandemia y «eso era por lo que los profesionales luchaban durante estos años».
No es fácil encajar todas las piezas del puzle como «el precio del producto, los costes de personal... Son muchas cosas, pero hacemos lo posible para que ello repercuta lo menos posible en el cliente», zanja.
El ejercicio encara su sprint final, un periodo en el que los restaurantes pueden superar el 15% de su facturación anual. Es el momento de pisar a fondo el acelerador y ya habrá tiempo para hacer balances «cuando acabe el año». Esa es la filosofía de Ricardo Temiño, si bien remarca dos claves para pensar en positivo: «Notamos que la gente está animada y sobre todo, la presencia del turismo desde verano», destaca.