Raquel López-Sepúlveda y Teresa Nevado, que recientemente han finalizado la especialidad de Medicina de Familia, y Patricia Merino, que la acabará en enero, destacan el trato cercano que han recibido en el hospital Santos Reyes, así como su integración en el equipo desde el inicio. Procedentes de Ciudad Real, Cáceres y Alicante, las tres MIR se quedan a trabajar en la capital ribereña.
PATRICIA MERINO PÉREZ-ARROYO | De Benidorm (Alicante), 30 años
Patricia Merino Pérez-Arroyo.«Me veo en Aranda seguro. Si me preguntan hace 4 años habría dicho que no, pero hoy estoy feliz»
El entorno profesional de Patricia Merino Pérez-Arroyo le recomendó hacer la especialidad de Medicina de Familia en un hospital comarcal y ella siguió el consejo. Tras cursar la carrera en la Universidad Complutense de Madrid, se mudó a Aranda de Duero en 2020. Cuenta que también se inclinó por la capital ribereña «por logística», es decir, por su ubicación cercana a la capital de España, además de por «ser la primera promoción de médicos residentes que había aquí y que sólo éramos residentes de Medicina de Familia», apostilla.
En su decisión influyó otro factor de peso más: la cercanía humana y profesional. Ella había estudiado la carrera y realizado las prácticas universitarias en un hospital muy grande y «estaba acostumbrada a que allí el residente de Familia no fuera nadie. Es triste decirlo, pero era la realidad. Yo no quería eso para mí», detalla. A su favor jugó que ya conocía Aranda porque su pareja había nacido aquí, por lo que «también fue más fácil, sabía dónde venía».
Con la perspectiva del tiempo, Patricia, que ha crecido en una familia de padre y abuelo médicos y que siempre tuvo claro que ella también lo sería, asegura que ha acertado. «Puedo decir con total tranquilidad que no me he arrepentido ni una vez. Lo digo abiertamente: es la mejor decisión a nivel profesional que podía haber tomado, sin duda alguna». Y eso que el cambio fue considerable y que no oculta que le provocó cierto vértigo. Pero la alicantina hace suya la sugerencia que le dieron y aconseja «siempre» que quienes opten por la especialidad de Medicina de Familia se decanten por un hospital comarcal «de cabeza», algo que, a su juicio, «es lo mejor».
«Nunca he tenido la sensación de ser el último mono, que era la que tenían mis conocidos y gente cercana en otros hospitales»
Entre las ventajas que ha experimentado en el Santos Reyes destaca la integración dentro del equipo. «Es otro mundo. Para un residente de Familia te abre tantas puertas, tantas oportunidades de ver casos interesantes… Si algo pasa aquí, van a contar contigo», subraya, para acto seguido añadir: «Nunca he tenido la sensación de ser el último mono, que era la que tenían mis conocidos y gente cercana en otros hospitales. En Aranda siempre hemos sido una parte del equipo, nos sentimos integrados desde el primer momento, es una pasada, la verdad, y creo que por eso estamos todos tan contentos aquí».
Si para ella lo mejor es el nivel de aprendizaje y soltura logrados en esta residencia, lo peor sería que «podría haber más especialidades (en el hospital arandino) para pasar por más sitios durante tu formación». Ahora bien, Merino asegura que «en general se ha suplido bien y cuando alguien pide una rotación externa, lo suelen facilitar. Se puede compensar», remarca.
Respecto al futuro, Patricia Merino, que ha prolongado su residencia hasta el mes de enero, puesto que entre medias ha estado de baja por maternidad, tiene claro que seguirá en Aranda. «Me veo aquí seguro. Si me llegan a preguntar hace cuatro años habría dicho que no, pero a día de hoy me costaría irme. Estamos muy contentos tanto en el hospital como en el centro de salud de Aranda Sur. A nivel laboral estoy feliz», concluye con una amplia sonrisa.
RAQUEL LÓPEZ-SEPÚLVEDA MORALEDA | De Herencia, Ciudad Real. 31 años
Raquel López-Sepúlveda Moraleda.«Somos como una familia y eso me hace sentirme más arropada y segura»
Raquel López-Sepúlveda, natural de Herencia (Ciudad Real), aterrizó en 2020 en Aranda de Duero por casualidad. Estudió la carrera de Medicina en Lérida y, tras aprobar el MIR, sacó un mapa y un compás y dibujó un círculo que abarcaba las zonas más cercanas a Madrid. En ese momento, su pareja trabajaba en la capital española y estaba dispuesto a mudarse con ella donde fuera, pero necesitaba un sitio relativamente accesible. Aranda entró dentro de aquel trazado. No conocían la ciudad, ni tampoco a nadie que viviera aquí. Sin embargo, eso no les impidió hacer las maletas. Hoy, cuatro años después de aquella decisión y ya con la especialidad de Medicina Familiar en el bolsillo, asegura que ambos se sienten «arandinos totales». Tanto que ve su presente y futuro ligados a la Ribera del Duero, donde ha comenzado a trabajar en Urgencias.
Para López-Sepúlveda, lo mejor del Hospital de los Santos Reyes «es la sensación de familia que tienes y que nos conocemos todos». Esa cercanía, según remarca, ha estado presente desde el primer momento. Y eso que llegó en unas circunstancias un tanto complicadas: en plena pandemia de coronavirus y después de unos años sin médicos residentes en el centro arandino.«Recuerdo que cuando entraba cualquier caso de traumatología, de cardiología… siempre eras tú el primero al que querían enseñarle. No había cuatro residentes de esas especialidades por delante de ti. Hemos tenido, por así decirlo, esa exclusividad», subraya satisfecha.
Al mismo tiempo, la ciudarrealeña admite que «estás más solo que en un hospital más grande, donde hay residentes mayores de otras especialidades y también de la tuya». Nada que ver con lo que se encontró en el Santos Reyes. Recaló con otros 8 MIR que fueron «los primeros», asume. «No teníamos una referencia de alguien mayor, pero eso lo cubrieron bastante bien los adjuntos». Algo que, a su juicio, también favoreció que hicieran «más piña».
«No es lo mismo llamar a un especialista y no saber quién coge el teléfono, que hablarle por el nombre»
Y así de unidos se mantienen. Tras finalizar la especialidad de Medicina de Familia y empezar a trabajar en Urgencias, Raquel López-Sepúlveda destaca, por ejemplo, que en las guardias «no es lo mismo llamar a un especialista y no saber quién te coge el teléfono, que hablarle por el nombre, contarle lo que pasa y si tienes dudas. La cercanía, el hecho de saber con quién hablas a mí me tranquiliza bastante, te hace sentir más arropada y segura. Aquí todos somos como una familia».
Para ella, Aranda es un buen lugar para ejercer la medicina. «Totalmente», expresa rotunda. De hecho, no duda en recomendar este destino a quienes se decanten por su misma especialidad: «Aquí lo tienes todo. Formarte como médico de familia en un hospital comarcal es básico. Creo que para quienes eligen uno grande sería necesario que realicen una rotación en un comarcal y que vean cómo funcionan las cosas».
Preguntada por los aspectos que considera que se deberían mejorar en el hospital arandino, la doctora apunta que ya están trabajando en elaborar un plan formativo común. Según indica, «no había experiencia en años previos, hacía tiempo que aquí no había residentes, nosotros llegamos en pandemia… es verdad que nuestro R1 fue un poco caótico al principio, no por culpa de los adjuntos sino por la situación y la novedad» explica, al tiempo que precisa que todas estas cuestiones se han ido subsanando y quien comienza ahora la residencia «tiene un plan formativo mucho más estructurado, sabe un poco más dónde tiene que ir, qué le van a pedir, quiénes son los tutores…».
Otro punto a mejorar pasa por «hacer más grandes las Urgencias», algo en lo que «estamos trabajando», detalla. «Es verdad que muchas veces, como estamos viniendo más profesionales, llega un punto que queremos ver a más gente, pero no sabemos cómo estructurarnos para pasar a los pacientes. A ver si con el futuro hospital podemos ampliar un poco miras», añade, emocionada con el nuevo proyecto, cuyas obras marchan a buen ritmo y en plazo. «Nos hace ilusión. Al final, intentaremos contribuir y colaborar para que salga adelante en la parte que nos toca, que es que haya profesionales», zanja.
TERESA NEVADO LUQUE | De Cáceres. 34 años
Teresa Nevado Luque.«No hay que tener miedo a venir a un hospital comarcal»
Teresa Nevado Luque tenía claro que quería especializarse en Medicina de Familia en un hospital pequeño. Así que, como su compañera Raquel, trazó un círculo alrededor de Madrid, donde había estudiado la carrera, y ahí apareció Aranda de Duero. Unos días después, llamó al Hospital de los Santos Reyes para pedir información. «Noté mucha cercanía, mucho entusiasmo por los nuevos residentes que iban a llegar. Me dije 'qué buen sitio para empezar'. Ellos estaban casi con más ganas que nosotros», recuerda. Al poco le volvió a sonar el teléfono. Al otro lado estaba el jefe de Urgencias, dispuesto a contar a la cacereña cómo iba a funcionar su formación. Eso marcó «un punto de inflexión».
Según expone Nevado, quien antes de Medicina se diplomó en Enfermería, hospitales como el de Aranda ofrecen varias ventajas. «Estar en un comarcal, con sólo médicos residentes de Familia, ya que no hay de otras especialidades, hace que no seas un residente más», comenta en primer lugar. A eso se suma que, a nivel de formación, «estás tú y no hay nadie más». De hecho, en Urgencias, al ser puerta única, «todo pasa por ti (salvo los partos). Eso también te ayuda muchísimo a la hora de formarte y de aprender porque ves absolutamente de todo», también los niños, a diferencia de los hospitales más grandes.
La suma de todos estos factores llevan a la ya especialista y actual profesional de Urgencias a recomendar «absolutamente» el Santos Reyes. «Me parece un muy buen sitio para formarse en Medicina de Familia. No hay que tener miedo a venir a un hospital comarcal. Aquí se forma muy bien y se tienen muchas ganas por parte de la gente que llega y de los que están, que tienen mucho que enseñar y que aportar», remarca. Tanto es así que, a pesar de que todos los días va y viene en coche hasta Madrid, Teresa ha decidido quedarse a trabajar en Aranda tras finalizar su residencia. «Eso ya dice muchísimo», subraya.
«En Urgencias todo pasa por ti (salvo partos). Eso te ayuda muchísimo a la hora de formarte porque ves absolutamente de todo»
Frente a la hora y media de viaje por cada trayecto, para ella ha pesado más sentirse integrada «en todo momento» tanto en el equipo de Atención Primaria del centro de salud Aranda Sur como en el Hospital. «Siempre nos han hecho sentir bien, como uno más y como parte importante», sostiene, mientras explica que en los tres primeros años de residencia rotaron por los diferentes servicios y en el cuarto se han centrado exclusivamente en Primaria. «Y luego con tus cuatro o cinco guardias de Urgencias mensuales», uno de los aspectos que más curten a los profesionales.
Preguntada qué se podría mejorar, Nevado apunta que el hecho de que falten ciertas especialidades en Aranda «es la parte menos positiva». Ahora bien, afirma que «es imposible tener de todo en un comarcal» e indica que «también se suple con otras especialidades que abarcan ese tipo de enfermedades». Asimismo, cuentan con la opción de formarse en otros lugares gracias a las rotaciones externas. Ella, por ejemplo, hizo una en el Servicio de Urgencia Médica de la Comunidad de Madrid (SUMMA 112). Finalmente, se muestra ilusionada con el nuevo hospital que se está construyendo en Aranda y confía en que se ganará en innovación. «Eso también puede atraer a más gente a trabajar».