Durante la ejecución de una infraestructura, máxime cuando hablamos de una del porte de una autovía, pueden surgir mil y un contratiempos que dilaten algo la entrega en el plazo establecido. Aunque no debería ser lo habitual, muchas obras públicas se recepcionan fuera de tiempo con el consecuente perjuicio para los ciudadanos, que son quienes las pagan.

El caso del tramo de A-12 en la frontera entre La Rioja y Burgos, no obstante, va camino de sobrepasar cualquier otro retraso conocido. La ejecución de los 14,4 kilómetros arrancó, tal y como aseguran desde el Gobierno, en marzo del 2020.El periodo establecido por Transportes para que la UTE adjudicataria concluyera la obra se fijó en 36 meses, por lo que debería estar terminada el próximo marzo.

Sin embargo, basta con echar un vistazo entre Santo Domingo de la Calzada y Villamayor del Río para comprobar que ese plazo es completamente imposible de cumplir. Máxime cuando en el proyecto de Ley de Presupuestos Generales delEstado figuran consignas de 30,4 y de 19,1 millones de cara a las anualidades de 2024 y 2025. Es más, en las cuentas estatales se deja muy claro que el año de finalización de este proyecto, iniciado en 2010 con la redacción del proyecto, es 2025. Y, sobre todo, cuando la propia Delegación del Gobierno en La Rioja reconoce que la conclusión está programada para el último tercio de 2024.

(Más información de esta autovía a Logroño y de la de Aguilar, en la edición de papel de hoy de Diario de Burgos)