Con algunas de las instantáneas de estos tres días aún en la retina (público llegado de otros países, la presencia de aficionados flamencos, Lichis haciendo bailar a unas 1.500 personas, Kamikaze Helmets antes de la lluvia o los grupos locales cantando el Guri-Guri en plan rockero y a pleno pulmón), los organizadores del San Miguel Festival Tribu este año pueden sonreír. «Hemos crecido en asistentes y sobre todo hemos conseguido incorporar un público familiar, que era uno de los objetivos de esta edición. Queríamos abrir las mañanas a las familias con talleres, juegos y charlas y que los más pequeños fueran también parte del festival sobre todo con los conciertos de primera hora de la tarde», afirma el director del evento, Héctor Aguilar.
Lo cierto es que por los jardines de La Parrala se vio este fin de semana corretear a decenas de niños y niñas, participando en los juegos de madera o simplemente bailando. E indudablemente la asistencia ha aumentado, superando entre los tres días y las dos ubicaciones (Parrala y plaza del Rey San Fernando) los 5.000 espectadores, a pesar de que el concierto junto a la Catedral del escenario Diario de Burgos tuvo que suspenderse por la lluvia al poco de empezar.
Entre las satisfacciones de esta edición, destaca el encuentro del domingo con más de una veintena de artistas burgaleses reinterpretando temas del Cancionero recopilados por Orégano,Cantollano y Yesca, que dejó un gran sabor de boca entre un público intergeneracional. Los espectadores celebraron lo original de la propuesta y la calidad de las versiones. Por eso la organización está valorando grabar un disco con los temas que se escucharon el domingo y continuar con la idea en ediciones futuras: «Se ha creado una red muy interesante entre los grupos locales y es un proyecto al que se podrían sumar otros. Probablemente grabemos un disco para no perder este legado y, si por agenda fuese posible, nos gustaría añadir además otras bandas como La M.O.D.A. o Fetén Fetén».
En cuanto a la continuidad concreta de este proyecto, Aguilar cree que «hay mimbres» para «mantener esa labor de reunión y de compartir, la labor de investigación previa, el encuentro entre varias generaciones y la reivindicación de la música de raíz», añade. «Se pueden hacer otras muchas cosas y a la vez que haya Volver para rato».
También están a gusto con las fechas elegidas (mayo en lugar de septiembre) y con las colaboraciones gastronómicas (en La Parrala hubo tres gastronetas, dos de comida y una de repostería), artesanales (la reubicación del mercado lo hizo estar más concurrido) y decorativas del Centro de Artes Escénicas. «Hemos encontrado un formato y unos espacios (junto a la Catedral y en el antiguo colegio de Parralillos) en los que nos sentimos cómodos. Todo se puede mejorar y los jardines de La Parrala podemos hacerlos aún más confortables; se pueden programar conciertos por la mañana... Lo estudiaremos si hay apoyos para seguir», concluye.