El Raphael de siempre

I.L.H. / Burgos
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Cerca de 3 horas de concierto y más de 30 canciones sirvieron para comprobar que sigue siendo el mismo. El cantante llenó el Fórum para repasar temas míticos e interpretar los nuevos de su compositor fetiche

El cantante dijo sentirse «encantado» de estar en Burgos y agradeció con sus habituales gestos el calor del público. - Foto: DB/Miguel Ángel Valdivielso

Hoy para mí es un día especial, hoy saldré por la noche... Con esa letra, y ante un público que le recibió de pie, Raphael salió al escenario prometiendo que aquella iba a ser una «gran noche». Y durante dos horas y media seguro que lo fue para quienes llenaron prácticamente el aforo del Fórum. Será, será esta noche ideal que ya nunca se olvida... Ya juzgar por la entrega del público -que en las primeras filas se levantaba con cada canción-, el reencuentro con el cantante compensó los 60 euros de entrada (la más cara).

Vestido, por supuesto, de riguroso negro, el artista apareció en el escenario arropado por una banda (guitarra, bajo, piano, órgano y batería) y una escenografía con escaleras luminosas, focos de colores y pantalla de vídeo que rememoraba décadas pasadas. Una forma de reafirmar que sigue siendo el Raphael de siempre, como se encargó de recordar al interpretar Yo sigo siendo aquél.

Porque Raphael ha evolucionado en estos cincuenta años de música sin dejar de ser quien es: un cantante con una voz que cierra la boca a cualquiera, pero también un artista que sabe hacer sonreír al respetable con los gestos que le caracteriza: el balanceo del brazo derecho, el giro hacia el fondo del escenario cual persona enfadada o el movimiento de la mano con ese gesto de roscar bombillas. Sigue siendo aquél que cantó en Eurovisión y en el Festival de Benidorm en los años 60 o el de las películas de Cine de Barrio y aquél que digan lo que digan -póngale música a esa frase que, como canción, el artista dijo era «la cumbre del pop»- sigue arrastrando fans de todas las edades, llena auditorios y hace que la gente se ponga de pie antes, durante y después de dos horas y media de música en directo.

Y al despertar ya mi vida sabrá algo que no conoce. El secreto de su éxito siguió desvelándose con las canciones con las que inició su carrera. Porque, tal y como recordó ayer en Burgos, Mi gran noche o Digan lo que digan no fueron sus comienzos. «Empezó antes. En 1960 y con mi compositor fetiche, Manuel Alejandro. Había que pasar la censura y aquellas canciones eran temas blancos que interpretaba un chico de 15 ó 16 años. La primera que me escribió fue Tu cupido».

Así fue contando y cantando su carrera artística: la primera que interpretó en el cine (Ella), las de amor y desamor, las que incluían ritmos como el twist... Hasta que, en un momento dado, dio paso a los nuevos temas que Manuel Alejandro ha escrito para él: Enfadados, Eso que llaman amor, Cuatro estrellas o Sexo sentido.

Descubriré que el amor es mejor cuando todo esta oscuro... A continuación interpretó las ‘joyas de la corona’, temas como Estuve enamorado, Desde aquel día o Yfuimos dos. Minutos antes había reconocido sentirse «encantado de estar en Burgos», y el público con sus aplausos interrumpiendo las canciones hizo que no se arrepintiera de venir.

Para el final del concierto dejó temas ineludibles en una cita con el Raphael de siempre. Escándalo o Qué sabe nadie fueron despidiendo una noche que para muchos sirvió para evadirse de los problemas. Olvidaré la tristeza y el mal y las penas del mundo. Y escucharé los violines cantar en la noche sin rumbo...