A la espera de que se complete la larga travesía en el desierto en que se está convirtiendo la conversión total de la N-122 en la Autovía del Duero, que en el territorio burgalés tan sólo tiene en servicio la variante de Aranda, las cifras del volumen de tráfico que soporta la carretera nacional a su paso por la capital ribereña constatan la necesidad de contar una vía de alta capacidad para canalizar toda la circulación fuera de los cascos urbanos. El uso de los 13,7 kilómetros de A-11 entre Fresnillo de las Dueñas y Castrillo de la Vega ha servido para reducir a una tercer parte el número de vehículos que atraviesan la capital ribereña por la carretera nacional.
Los datos de la estación de aforos ubicada a la salida del polígono industrial Allendeduero así lo corroboran. De los 14.235 vehículos diarios que pasaban por ese punto hace diez años, la cifra se ha reducido hasta los 5.722. De estos, casi el 63% son vehículos ligeros, mientras que el resto son camiones, con un total de 2.130. Esta cantidad de vehículos pesados es la que ha registrado una menor reducción a su paso por Aranda.
Cuando la variante estaba aún en construcción, el número de camiones que atravesaban la capital ribereña por la N-122 era un 20% del total del tráfico, con una media diaria de 2.847 camiones. En la comparativa una década después, la cantidad de vehículos pesados que circulan por la travesía arandina de la carretera nacional se ha reducido en poco más de 700 vehículos, por lo que su presencia en las vías de la capital ribereña todavía es muy destacada.
Según fuentes del sector del transporte consultadas por esta redacción, achacan este notorio tráfico de camiones por la ubicación de los polígonos industriales en la ciudad. «No es que pasen en su ruta, que también, es que muchos de esos camiones que se cuentan vienen o van a alguna de las industrias de aquí, así que no les queda otra cosa que pasar por Aranda», explica el gerente de una empresa de transportes.
El hecho de que la capital ribereña sea el tercer polo industrial de la región también hace que muchos transportistas tengan en Aranda un punto de referencia en su ruta. «Son muchos años al volante y somos animales de costumbres, yo he conocido a muchos camioneros que conocen Aranda porque paraban por aquí a comer, por mucha variante que haya, siguen entrando en la ciudad para hacer sus descansos», reconoce un profesional del transporte.
La ubicación de una terminal de mercancías en pleno polígono industrial, a una calle de la travesía de la N-122, también hace que los camiones mantengan Aranda en su ruta, sobre todo en las de carácter nacional. «Si tienes que atravesar media España en un día, buscas un sitio intermedio para parar, y por ahí está Aranda», apunta este mismo camionero.
La larga espera para contar con una Autovía del Duero completa lleva a pensar a los transportistas que el nivel de tráfico que soporta Aranda de este a oeste no se va a modificar cuando se sumen más kilómetros de vía rápida en el territorio burgalés.