El futuro del campo se escribe en femenino

L.M. / Albillos
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El ciclo superior de Ganadería y Asistencia en Sanidad Animal o el interés por la veterinaria elevan la matrícula en el Centro de Formación Agraria de Albillos de 19 a 80 estudiantes en dos años. Casi medio centenar son mujeres

Tiffany Rivas (primer término), Amaya Prellezo, Nox García y Verónica Arnaiz (al fondo). - Foto: Ramis

Entre los 50 alumnos que estrenaron el Centro de Formación Agraria de Albillos en octubre de 1986 tan solo hubo una chica. La proporción de hombres frente a mujeres, lejos de igualarse con el paso de los años, no hizo sino mantenerse. Cuando cumplió su primer cuarto de siglo, en 2011, tan solo eran 5 féminas entre el medio centenar de jóvenes. Hasta hace un par de cursos la distribución por sexos seguía la misma tónica, aunque desde septiembre del 2023 la situación ha dado un giro radical.

Además de dispararse el número de estudiantes, que actualmente alcanzan los 81, las mujeres son -por primera vez en los 37 años que acumula el centro a sus espaldas- mayoría. Y amplia. Hasta 48 chicas acuden a diario hasta Albillos para formarse, bien en el ciclo superior de Ganadería o en el medio de Producción Agropecuaria, por los 33 varones. «Lamujer empieza a ocupar puestos que hasta ahora eran propiamente masculinos. Ahora quieren subirse al tractor, cosa que antes era muy residual», reconoce José Soto, director. Cuando fue elegido para dirigir el centro, en mayo de 2022, tan solo se incorporó una mujer. Los otros 18 alumnos eran hombres.

«Notamos que había una demanda que no se estaba cubriendo y decidimos apostar fuerte por resarcirla», reconoce. Vistos los problemas por los que atravesó la institución durante la pandemia, que obligó a cerrar el internado y puso en serio riesgo la viabilidad de este modelo educativo, la nueva dirección decidió explorar nuevas vías para atraer estudiantes. Tras asistir a numerosas ferias, plantearon poner en marcha un ciclo superior de Ganadería y Asistencia en Sanidad Animal, una materia que ha cumplido de sobremanera las expectativas que se crearon.

Tal ha sido el éxito que en los dos cursos que han abierto matrículas han conseguido llenar. Es más, no les ha quedado otro remedio que abrir un cupo de reservas ante la avalancha de peticiones. Estos estudios, que enseñan a tratar a los animales y a atenderles en diferentes fases de su vida -desde ovino hasta bovino pasando por equino o porcino- han batido todos los récords habidos y por haber. Tanto que la generación que se graduará este verano, los que ahora cursan segundo, está formada por 22 chicas y tan solo 2 chicos.

José Soto apunta a varios factores que explican esta descabellada proporción entre mujeres y hombres, radicalmente contraria a la que venía soportando el centro desde su inauguración. El incremento de la sensibilidad por los animales, por las alternativas de alimentación, por el cuidado del medio ambiente, por el mantenimiento de los oficios de padres y madres o por vivir en el medio rural. Del mismo modo, este ciclo superior permite acceder a estudios universitarios de veterinaria o de ciencias agroalimentarias. «Cada día hay más interés por aprender a elaborar alimentos sanos y sin productos químicos», indica.

Aunque buena parte de los alumnos que cursan alguno de estos dos ciclos tienen relación directa -a través de sus familias- con la agricultura o la ganadería, existe un nicho que llega a Albillos sin experiencia previa en el sector primario. Islas Baleares, Navarra, País Vasco, Cataluña, Madrid, Comunidad Valenciana o Cantabria son algunos de los orígenes. Antaño el grueso vivía en las instalaciones habilitadas en el centro, pero ahora lo hacen fuera ya que cuentan con un autobús que les lleva y les trae hasta Burgos.

En estos momentos el Centro de Formación Agraria está en «máximos». Con el ciclo de Ganadería completo en sus dos cursos y el de Producción Agropecuaria prácticamente lleno, desde la dirección confirman que no se plantean la puesta en marcha de nuevos programas por una cuestión de espacio. «No tenemos capacidad y tampoco vemos nichos interesantes para la provincia de Burgos en los que podamos abrir vías de formación», explica Soto.

Como en el grueso de FP, la inserción laboral de los alumnos que completan sus estudios es altísima. «Si quieren pueden empezar a trabajar al día siguiente de graduarse», reconoce el director. La de tractorista es una de las ocupaciones con más demanda por parte de las empresas que llaman a Albillos preguntando por mano de obra. Además, en las conversaciones que mantienen profesores y alumnos, las ideas de emprendimiento son infinitas: montar un centro ecuestre o ser capataces en una explotación ganadera son algunas. «Tratamos de sujetar la caída de población del medio rural mediante la formación de jóvenes que se queden en sus pueblos con un oficio aprendido», concluye Soto.