Arqueólogos de la Junta de Castilla y León se desplazarán la próxima semana hasta Pino de Bureba para conocer el alcance de los daños detectados en el sepulcro neolítico de la Peña del Sol, ubicada en la zona alta del pueblo, en pleno monte. Así lo ha confirmado el delegado territorial de la Junta, Baudilio Fernández-Mardomingo. En el interior del pozo prehistórico, que tiene unos cuatro metros de profundidad, se han clavado argollas y se han realizado agujeros que parecen estar pensados para que una persona pueda entrar y salir de él con facilidad.
Además, en la parte superior se ha hecho un canal con cemento. El sepulcro está en el Inventario de Patrimonio Arqueológico de Castilla y León y goza de la protección genérica que tienen todos los restos arqueológicos. La voz de alarma sobre los destrozos la ha dado la Asociación Estudios Onienses, con sede en Oña, y la denuncia ha circulado como la pólvora entre numerosos blogs burgaleses especializados en patrimonio hasta que ha llegado a conocimiento del Servicio Territorial de Cultura. El alcalde de Pino de Bureba, Francisco Javier Fernández, ha conocido el hecho a través de internet y tras ver algunas fotografías de cómo está ahora el sepulcro neolítico, se ha quedado sorprendido. La localidad es pedanía del Ayuntamiento de Oña y su alcalde, Arturo Pérez, indica que nada más tener conocimiento del asunto a través de la Asociación Estudios Onienses ha contactado con el Servicio de Cultura de la Junta de Castilla y León. Los vecinos de Pino no se explican lo sucedido y señalan que no han visto ningún movimiento raro por la zona. La roca arenisca en cuya corona está el pozo prehistórico se encuentra a una buena distancia del casco urbano y para llegar hasta ella hay que hacer una gran subida ya que está a 30 metros de altura. El acceso es difícil.
Una vez allí, llama la atención que el borde exterior del pozo tiene un canal de cemento, tal vez para evitar que entre agua al mismo por lo que se piensa que la invasión se ha hecho en época de lluvia. Quienes conocen hace tiempo el pozo, afirman que antes estaba lleno de sedimento y de hierba casi hasta arriba y sin embargo ahora está limpio. Su fondo se ve sin problemas. Una hipótesis es que alguien ha ido sacando el sedimento del interior y lo ha arrojado por el precipicio. Para hacer el trabajo con seguridad, ha clavado argollas y ha agujereado una de las paredes para mantener fijos los pies. Además, ha dejado dentro una escalera de madera.
¿Qué buscaban?
La pregunta es quién y por qué alguien se molesta en subir a un lugar de difícil acceso cargado con cemento y herramientas para extraer sedimentos de un pozo que luego tira por el precipicio. ¿Acaso esperaba encontrar algo en la base?. Y si lo ha encontrado, ¿que es eso tan valioso?. En algunas documentaciones sobre el patrimonio arqueológico de Oña y su entorno se llega a hablar de que allí pudo haber oro en la época en la que los jesuitas residían en Oña. Pero solo es una leyenda que ni siquiera los vecinos de Pino dicen haber escuchado nunca.