Las monjas cismáticas de Belorado han abierto Santa María del Chicu, su restaurante en Arriondas, y han dicho a Europa Press que están «desbordadas» porque tienen muchas reservas y tendrán que cocinar mucha fabada, mucho cachopo y mucho arroz con leche. Las sores llaman a su negocio «cocina de clausura», y tal vez por ello, los alimentos se sirven bendecidos de origen, ya que en un pizarrón del restaurante se lee: El Señor bendiga lo que entra en la barriga. Pues muy bien. Las monjas nos han salido poetas en consonante, aunque no le llegan al talón a sor Juana Inés de la Cruz: Hombres necios que acusáis/ a la mujer sin razón/ sin ver que sois la ocasión/ de lo mismo que culpáis.
Cada uno hace lo que puede, una, redondillas y sonetos, y las otras, pareados con tiza, que tienen la inmensa virtud de que se pueden borrar sin dejar huella. Bueno, pues que el Señor bendiga lo que entra en la barriga, que para eso anda Dios entre pucheros, como decía santa Teresa de Jesús. Además, para dar solvencia espiritual al negocio, las monjitas rebeldes se han puesto bajo la protección del obispo san Melchor de Quirós, el primer santo asturiano, y toman por faro a don Pelayo, pues lo suyo tiene algo de reconquista de no se sabe qué, pero reconquista al fin y al cabo. Total, que se han mimetizado con Asturias, con su gastronomía, sus usos y costumbres, donde fueres, haz lo que vieres, y ahora que van a hacer caja, serán felices y comerán perdices en su restaurante, claro, y lo celebrarán el próximo jueves, que será el Día Internacional de la Felicidad. Aunque según el Spain Happy Index, la ciudad más feliz de España en 2024 fue Almería, ole ahí, las monjas cismáticas pueden dar este año un vuelco a la clasificación con sus guisotes, sus fabes bocatto di cardinale, su cachopo con mucho jamón y más queso, y su cremoso y angelical arroz con leche, todo por quince euros, con pan, vino e indulgencia plenaria, así que a comer y a ser feliz, que tripa vacía, corazón sin alegría.
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