Nula repercusión de la baja por menstruación dolorosa

ANGÉLICA GONZÁLEZ / Burgos
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La normalización del malestar y el temor a ser juzgadas en el trabajo son algunas de las causas que podrían haber inhibido a las mujeres a solicitar esta incapacitación

Para muchas mujeres, la regla supone tres o cuatro días al mes de dolor y malestar muy intenso. - Foto: Luis López Araico

Durante los tres primeros meses desde la entrada en vigor de las bajas por menstruaciones dolorosas, el pasado mes de junio, la provincia de Burgos no registró ninguna. De hecho, en todo el país, apenas se han registrado 1.418 solicitudes hasta marzo, una cifra muy baja, según el ginecólogo y vocal de la Sociedad Española de Contracepción (SEC), Abel Renuncio, que indica que según los datos recogidos por una encuesta elaborada en 2022 por esta entidad científica, prácticamente un 17% de las mujeres consultadas admitieron tener tantas molestias durante la regla que interferían severamente en su día a día y que habían necesitado una incapacidad laboral transitoria para reponerse.

"Este porcentaje no se corresponde con el escaso número de peticiones de baja en todo el país. Es posible que muchas mujeres que la necesitan no la hayan pedido por temor a ser juzgadas en el ámbito laboral o que ellas mismas piensen que no pueden mostrarse débiles ante sus compañeros varones o mujeres sin esa sintomatología, es decir, que las pone en una encrucijada complicada", añade. El sondeo detectó que el 71% de las mujeres tienen molestias en esos días; que de todas ellas, el 45% usa algún tipo de medicación y que el 37% no puede hacer su vida con normalidad. También se les preguntó por la posibilidad de coger una baja o de no acudir al trabajo: el 33,4% aseguró que lo necesitaría, pero solo el 16,8% la había pedido o no había ido a su puesto.

A juicio de este experto, también el género -el concepto social que se tiene sobre los roles, las funciones, características o comportamientos que son 'propias' de mujeres y de hombres- podría tener que ver con este bajo número de solicitudes. Así, indica lo que miles de mujeres saben bien, que los dolores propios de la regla se han normalizado siempre y que han sido considerados como una circunstancia añadida al hecho de ser mujer, lo que ha hecho que las propias afectadas no los consideren excepcionales o propios de pedir ayuda.

"Esa equiparación de mujer y dolor que se ha hecho en el imaginario colectivo, esa normalización, lleva a una invisibilización del problema y va en detrimento de pedir ayuda o baja laboral", indica. También repercute este hecho en que patologías como la endometriosis que padece un 10% de las mujeres españolas se tarde en diagnosticar, de media, alrededor de ocho años.

Todos estos factores son valorados como fundamentales en el hecho de que no haya tenido ninguna repercusión el cambio incluido en la reforma de la ley del aborto que permite solicitar una baja por dismenorrea, nombre que se le da al dolor menstrual.

¿Por qué duele la regla? Se trata de un proceso fisiológico propio de toda mujer sana y en edad fértil. Entonces, ¿por qué la regla produce dolores, incluso antes de aparecer el sangrado? Porque cuando no se realiza la implantación de un embrión, que es para lo que se prepara el cuerpo durante el mes, el útero se desprende de su recubrimiento -el endometrio, que crece durante el ciclo, de forma diferente en cada mujer- y lo hace a través de contracciones.

"Este proceso inflamatorio es lo que produce dolor, náuseas, vómitos e hinchazón abdominal, entre otros síntomas. También hay mujeres con cefaleas o cambios emocionales, que están relacionados con la situación hormonal de ese momento", añade Renuncio, que explica que en el hospital sí se atienden mujeres con estos síntomas "aunque menos de las que los sufren".

Existen tratamientos antiinflamatorios y hormonales de los que se pueden beneficiar las mujeres con dismenorrea: "Una queja recurrente ha sido que la solución que se daba era sistemáticamente hormonal y esto, que llevaba una gran carga de paternalismo y de imposición terapéutica, también se va dejando atrás y se ofrecen varias para que sea la paciente la que decida, en alianza con el sanitario". En este sentido, muchas quejas, sobre todo de las afectadas por endometriosis, que son alrededor de un millón en España, tienen que ver con la escasa credibilidad que les conceden los profesionales, algo que también se va superando, según Renuncio, a lo que está ayudando "la feminización de la asistencia".

En muchos casos, la dismenorrea se reduce e incluso desaparece después de haber tenido un parto. "Es algo que refieren las mujeres habitualmente y que tiene que ver con los cambios anatómicos que se producen después de un embarazo y un parto. El útero y el cuello del útero cambian, sufren una dilatación y, por tanto, se necesitan menos contracciones para expulsar el endometrio".

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