La calle La Estación va a dos velocidades

Ó.C. / Miranda
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Los nuevos hábitos de compra y la renta de los locales frenan el desarrollo en la zona no peatonal de esta zona de Miranda de Ebro

La parte reformada acumula un buen número de negocios de todo tipo. - Foto: Jesús J. Matías

La principal arteria de Miranda vive a dos velocidades. La calle La Estación suma más de una década con una parte peatonal y otra en la que la circulación de los vehículos sigue presente. Dos fisionomías a dos ritmos diferentes, ya que donde el peatón manda, un 80% de las lonjas están activas, pero ese porcentaje se reduce al 50% en la parte más perjudicada por el paso del tiempo. En el sector hostelero y el comercial ayudan a entender esta realidad por el cambio de hábitos, pero también por los altos precios del alquilar de los locales, «porque algunos dueños se piensan que están en la milla de oro, pero no se dan cuenta de que las circunstancias han cambiado», afirma el presidente de los hosteleros, Pepe Rey.

En la zona que va desde la calle Comuneros de Castilla hasta San Agustín, solo hay 10 de sus 49 locales vacíos. Este nivel se entiende sobre todo por el desarrollo de la hostelería, con varios espacios reformados para adaptarlos a los nuevos tiempos. «Si te fijas, los bares que se montan se ubican en áreas amplias», afirma Rey, quien apunta que la parte peatonal se adapta muy bien «a la nueva hostelería», en la que resulta muy importante «tener una terraza», recalca el representante de este sector.

Además, reivindica la necesidad de adaptarse, ya que «no vale con abrir un montón de horas, porque ahora se trabaja más a empujones y hay que buscar locales grandes donde poder juntar a mucha gente para rentabilizarlo». En eso, importa la atracción de los potenciales clientes, y sobre todo los fines de semana, «la calle La Estación peatonal lo tiene», afirma Rey, que añade que por el tamaño de las lonjas también se logran locales espaciosos. «Ya no vale cualquier sitio», opina el presidente de los hosteleros, quien recuerda bares históricos que han cerrado por jubilación y no se les ha dado continuidad en la parte con circulación. 

En esa zona, en la que la calzada sigue presente, hay 59 bajos comerciales y 30 están vacíos. Para entender este porcentaje en la arteria principal de Miranda, además de la hostelería hay que entender lo que sucede en el comercio tradicional. La presidenta de la asociación Acecaa apunta a los cambios de hábitos en la ciudad «donde a lo mejor antes una calle por sí sola tenía atracción, pero ahora cuenta más estar en pleno centro que otra cosa». Esa parte corresponde a la peatonal y la evolución lo notan en las paralelas de Ramón y Cajal y Arenal, pero las manzanas desde Comuneros de Castilla hasta el final de la calle La Estación se queda fuera del núcleo donde el comercio resiste, «pese a que son tiempos malos», apunta Araico, que no da mucha importancia a que haya coches o no.

Además, la representante recuerda que las lonjas que están vacías en la zona con circulación «en muchos casos son muy grandes», fruto de un pasado en el que toda la calle tenía el mismo atractivo comercial, donde se colocaron franquicias o bancos. En ese aspecto, también hay que tener en cuenta que a más metros cuadrados, más precio, por lo que para entender las dos velocidad la renta que se pide también aparece como un tema importante.

Araico afirma que «son caros todos», aunque el reto está en rentabilizarlo y el área peatonal mantiene mucha más afluencia, pero además lamenta que en la otra parte «se mantienen los alquileres de otros tiempos, pero ya no es lo mismo». Rey opina de manera similar y remarca que lo que se pide no siempre concuerda con la nueva realidad, aunque apunta que «hay propietarios que prefieren tener la lonja vacía a bajar el precio», lamenta

Nueva herramienta. Mientras la ciudad encara estas situaciones, el Ayuntamiento de Miranda estira la subvención para promocionar el comercio minorista. Gracias a esa ayuda creará una herramienta para que los emprendedores consulten qué zona que se adapta mejor a sus necesidades. Para este servicio dedicarán 38.962 euros como máximo. La aplicación será gratuita y a través de la inteligencia artificial se nutrirá de datos sociodemográficos, económicos, del consumo o de la movilidad incluyendo los peatones o el tráfico rodado.