Es una de esas incongruencias que esconde la normativa, en este caso, la del transporte escolar. Y resulta más fácil explicarlo con un ejemplo.
Los alumnos que estudian ESO o Bachillerato en municipios diferentes al suyo tienen derecho a transporte escolar gratuito desde su localidad hasta el centro en el que les corresponda matricularse. ¿Y que pasa con esos escolares, de esos mismos pueblos, que cursan ciclos formativos? Nada. Se tienen que buscar la vida, algo que muchas veces pasa por dejar su casa e irse a la capital para estudiar lo que desean. Con el fin de evitar que esto suceda, un grupo de vecinas de Huerta de Rey ha iniciado una lucha para que los estudiantes de ciclos formativos (grados medios y superiores) tengan también derecho a emplear el transporte escolar.
La mayoría de esos autobuses que trasladan a los alumnos de ESO y Bachillerato tienen plazas libres y llegan a los institutos que también ofertan esos ciclos o, en el peor de los casos, hasta la misma localidad donde hay otro centro que los imparte. Sin embargo, no hay asiento para ellos, la normativa les deja fuera de las rutas a pesar de que ya están programadas y funcionando, algo que este grupo de vecinas considera "injusto y discriminatorio".
Creen que es "necesario, sensato y ecológico" aprovechar unos recursos de transporte que ya existen "y que pagamos todos" para que los alumnos puedan quedarse unos años más en sus casas y en sus pueblos. En muchos casos son jóvenes de 16 años que, como detallan sus padres, no están preparados para vivir en un piso compartido en Burgos o Aranda. "En las residencias universitarias de estudiantes, como son menores, tampoco los aceptan", añaden.
Para el colectivo, que ha enviado una queja al director provincial de Educación y a la Consejería de Educación de la Junta, normas como estas "son totalmente contradictorias a las tan manidas políticas de apoyar a la España Vaciada o al medio rural". Desde este grupo revelan que las respuestas que les han remitido se escudan siempre en lo mismo, en que la normativa es así, una contestación que reciben también desde los propios centros cuando han solicitado transporte para estos alumnos. "Vale, pues que la cambien", piden en una lucha que no están dispuestas a abandonar por el bien de todos aquellos niños de los pueblos que opten por cursar este tipo de estudios. "De este modo se fomentaría la formación en estos jóvenes y tal vez se evitaría o reduciría el abandono escolar", afirman.
Invitación a salir. En este último caso, creen que si se les facilitaría cursar estos grados puede que luego hicieran las prácticas en el entorno y después encontrar trabajo cerca, lo que les permitiría seguir en sus pueblos, "pero normas como estas les invitan a irse a la ciudad".
En el caso de Huerta de Rey sale un autobús que lleva a los alumnos al instituto de Salas, el que les corresponde. De cocheras de Huerta también parten cada mañana dos servicios que cubren las rutas hacia Aranda desde Quintanarraya o desde Araúzo de Miel, a menos de 4 kilómetros. Vehículos que van "casi vacíos" hasta la capital de la Ribera, mientras que alumnos que estudian ciclos allí tienen que ir en coches si los padres pueden, algo muy improbable. La otra opción es quedarse a vivir en Aranda, como ha pasado a una alumna de 17 años este curso.
Desde este colectivo piden que estas normas "tan contradictorias" sean revisadas para dar opción a que estos jóvenes puedan seguir viviendo en el medio rural. "Lo único que necesitamos es que puedan usar unos autobuses que ya existen. No tiene sentido que pasen y unos niños se puedan subir a ellos y otros no", dicen tras haber decidido "dar voz" a una problemática que se arrastra desde hace muchos años y que confían en poder cambiar de forma definitiva.