La Ribera lleva años pidiendo mejoras en varias carreteras

I.M.L. / Aranda
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Gumiel de Izán, Quemada, La Vid, Peñaranda y Villanueva esperan que la Junta haga el arreglo prometido

Quienes transitan por la BU-912, que une Gumiel de Izán, Villanueva de Gumiel y Quemada, sufren la estrecha calzada, y más si se cruzan con un camión. - Foto: Valdivielso

Si ya vivir en el entorno rural es todo un reto, si para cualquier desplazamiento (obligado la mayoría de las veces) el tránsito por carretera es un peligro, está más que justificada la reclamación de varios alcaldes ribereños para que las administraciones superiores arreglen las vías que las conectan. Algunos de estos proyectos llevan años paralizados, después de décadas en la cola de espera para beneficiarse de las inversiones en las infraestructuras públicas. Un retraso que, sumado al empeoramiento natural de las carreteras, ha incrementado la peligrosidad de los desplazamientos por carretera en la comarca, principalmente en su zona este.

Es el caso de Gumiel de Izán, Villanueva y Quemada, conectados como están por la BU-912, sobre la que un informe de 2020 resaltaba que «en los últimos 10 años no se ha efectuado sobre la misma ninguna actuación importante» lo que ha provocado por el uso continuado y el paso de los años «algún blandón localizado y agotamiento del pavimento». A esos baches hay que sumar que la calzada es sumamente estrecha, con un punto paradigmático como es el paso superior del ferrocarril Madrid-Burgos, en el punto kilométrico 3,100, sobre el que este informe destacaba su «un importante estrechamiento de la calzada, debiendo realizarse un ensanche de la estructura».

Ante la imperiosa necesidad, en los últimos años los ayuntamientos afectados han hecho los deberes. «Nos dijeron que teníamos que talar los árboles de las orillas, para dejar 12 metros de anchura, y Gumiel de Izán ha cumplido, igual que Villanueva, y Quemada lo tenía hecho de antes. Ahora, es el turno de la Junta para que nos arregle esta carretera necesaria, que tiene mucho tráfico de camiones para conectar con la autovía», reclama el alcalde gomellano, Jesús Briones.

En situación similar, es decir, a la espera de noticias de la Junta, están en Peñaranda de Duero y La Vid, unidas por la BU-923, cuyo arreglo va algo más adelantado. «Que sepamos, ya hay proyecto y deben haber salido a licitación las obras, pero no sabemos nada más y la carretera sigue igual», lamenta el alcalde peñarandino, Fernando Rioja, que denuncia que «cada vez tiene más tráfico pesado» por el arreglo de otras vías del entorno, y que eso incrementa su peligrosidad. «Es muy estrecha y casi no pasan dos coches a la vez, menos si te cruzas con un camión, y es una vía muy turística porque nos conecta con La Vid, y al revés, por lo que muchos visitantes la utilizan», explica la actual situación Rioja.

Los vecinos que tendrán que esperar son los de Araúzo de Salce, que soportan los socavones de la BU-V-9211 tras un arreglo más que precario. El remozado integral que precisa esta vía tendrá que esperar a que finalicen las obras de regadío del Aranzuelo, para que el tránsito de maquinaria pesada no deje en agua de borrajas una inversión en esa carretera, la única de entrada y salida del municipio.

Cansados de esperar, los vecinos de Tubilla del Lago y Baños de Valdearados arreglaron el año pasado el firme de la BU-V-9102, con un reasfaltado que venía siendo una demanda desde hace 40 años. «Lo hicimos nosotros, pero aún nos falta la señalización, para lo que vamos a pedir ayuda a la Diputación de Burgos, además de que se haga cargo de esta carretera», demanda Rodrigo Cuesta, alcalde de Tubilla del Lago.