«Es mejor para la Argentina que Milei termine su mandato»

ANGÉLICA GONZÁLEZ / Burgos
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Lucía Cirmi y Haroldo Montagú, economistas y exaltos cargos del gobierno de Alberto Fernández -de visita en Burgos- creen que «dependerá de la movilización social» que la gestión del controvertido presidente 'anarcocapitalista' «no sea catastrófica»

Los economistas, la semana pasada en el parque lineal del Vena. Están en Burgos en visita familiar, que ella aprovechó para presentar su libro. - Foto: Alberto Rodrigo

Prácticamente a la misma hora en la que la Cámara de Diputados de Argentina aprobaba el 30 de abril la delegación de todo tipo de facultades al Gobierno de Milei por la «emergencia pública» que atraviesa el país, Lucía Cirmi, exsecretaria de Igualdad, y Haroldo Montagú, exviceministro de Economía del Gobierno de Alberto Fernández, paseaban por el parque lineal del Vena intentando explicar qué ha pasado para que un tertuliano que hablaba con sus perros muertos, proponía vender órganos como opción para subsistir e iba por la vida con una motosierra haya alcanzado la presidencia de uno de los mayores países de América Latina. ¿Quién le ha votado? «¡Prácticamente todo el mundo!», responde la pareja de economistas, de visita en Burgos para pasar tiempo con la familia y presentar el libro de ella, Economía para sostener la vida.

«Fue un voto absolutamente transversal. Al principio se decía 'fueron los pobres, los no educados, los hombres...', pero esa mirada es muy corta porque sacó un 56% de los votos y ganó en todas las provincias», afirman. Y esto le ha dado alas al presidente 'anarcocapitalista' para que todos los días «cuestione algo básico para la sociedad», como pasó recientemente con la universidad pública, que pretende privatizar. «No quiere que sea pública ni gratuita ni que acepte extranjeros, pero la respuesta en la calle -que no solo fue de los estudiantes sino de un gran conjunto de la sociedad- le ha frenado algo, al punto de que tuvo que salir a decir que la marcha tenía 'una causa noble'. De la movilización social va a depender que su gestión no sea catastrófica, aunque una de las primeras medidas que tomó fue la de la criminalización de la protesta».

De momento estos planes se han detenido porque, indican, la universidad pública es «un orgullo para Argentina y un instrumento fundamental para la movilidad social y la construcción de la clase media, algo muy difícil de encontrar en América Latina. La diferencia entre tener un título universitario y no tenerlo, en términos salariales, de ser pobre o no serlo, es abismal en nuestro país. Pero para Milei la cuestión es fiscal, por cuánta plata le sale y que el mercado asigne; si no lo podés pagar, es tu problema». 

Esta movilización se ha producido tras dos paros generales y todo en menos de 6 meses de Gobierno: «Aquí hay una carrera entre sus propuestas y el bienestar material de la población. Se ha disparado la inflación, ha caído el empleo y ha aumentado el desempleo en un país que no tiene subsidio de paro, es decir, que quien pierde su trabajo se va a la calle con las manos vacías. Ha empezado una recesión y cuando se termine este margen que se le está dando no sabemos qué pasará».

Aun con todo, Cirmi y Montagú, que recibieron algunas llamadas amenazantes después de las elecciones y algún troleo en las redes sociales «que no llegaron a mayores», desean que Milei termine su mandato «por el país, porque a la Argentina le hace mal tantas interrupciones de la democracia», pero quieren que lo haga construyendo alianzas «con otros que sepan gobernar porque, empezando por él, que su currículum se compone de haber sido tertuliano de televisión, tiene su Gobierno lleno de gente sin ninguna experiencia». 

Así, el futuro más o menos estable dependerá -opinan- de si «se desvía de su plan original y de cómo termina la carrera del bienestar material versus la política que él quiere implementar». En cualquier caso, extravagancias del presidente al margen, aseguran que su propuesta más vesánica es la de dolarizar la economía argentina: «Esto tiene infinitos riesgos. En primer lugar, porque un país tiene que trabajar para reforzar la moneda propia y no adoptar otra. Una Argentina dolarizada se queda sin herramientas de política monetaria para ejercer sus derechos de soberanía económica. Ya se hizo en los 90 y frenó la inflación, pero no pudimos competir internacionalmente porque se desarmó toda la industria».