One, two, three... and sixty! Ni más ni menos que 60 chavales ha sumado Ruth Shrimpling con su Club Inglés en Melgar de Fernamental. Todo un éxito que ni ella misma esperaba cuando el curso pasado decidió abrir las puertas de una academia que se aleja de las tradicionales clases teóricas y apuesta por lo que denomina como método natural para poder «reproducir con la mayor fidelidad posible cómo aprendimos a hablar nuestra lengua materna». Tiene lista de espera para asistir y con el objetivo de seguir creciendo pide ayuda ahora a través de estas líneas para encontrar al menos a otro profesor nativo o con dicho nivel.
«Va de maravilla la academia y lo más importante para mí es que los niños tengan ganas de venir, todos están motivados, ya que no funciona si es una obligación para ellos», comenta Ruth. Ahora sus alumnos se encuentran entre los 3 y los 16 años, aunque le gustaría ampliar próximamente sus clases a adultos puesto que posee suficiente demanda y también llegar a otros niños que están en lista de espera. Además, le apetece ofrecer cursos a empresas y a las personas con discapacidad intelectual de la Fundación Conde Fernán Armentález, ya que también está especializada en estos ámbitos. Por todo ello, necesita a otro profesor para que le pueda echar una mano y entre los dos poder atender a todos los interesados en aprender inglés en Melgar con un método novedoso y que entre los niños y adolescentes está suponiendo ya un auténtico éxito.
Cuando abrió las puertas de su Club Inglés no esperaba una acogida tan espectacular y según sus cálculos -pensando en la rentabilidad de la empresa- necesitaba unos 35 alumnos, una cifra que ha superado con creces en tiempo récord. Esto le obliga en la actualidad a buscar a teachers de la zona o que se quieran trasladar a Melgar de Fernamental, aunque «no tiene que ser nativo obligatoriamente, puede ser de cualquier nacionalidad, también española, y lo más importante es que tenga mucha energía, que haga clases dinámicas y que consiga que los niños sigan motivados».
Aquí no se aprende con libros de texto ni escribiendo continuamente las palabras para memorizarlas, se busca que «los niños estén preparados si van a viajar, a la universidad... que tengan un nivel de inglés muy alto, casi nativo». Así, con los más pequeños ahora están estudiando las frutas y verduras, pero no usa las tradicionales tarjetas didácticas «porque simplemente no funciona y no recordarán ese vocabulario después de terminar la lección».
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