Un tono ofensivo impropio de las hermanas

P.C.P. / Burgos
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Los obispos españoles no reconocen a las hermanas de Belorado y Orduña en el «tono ofensivo y recriminatorio» de la carta y el manifiesto difundidos el lunes con la única firma de la abadesa, ni tampoco en las expresiones vertidas en Telecinco

Las clarisas en 2017, cuando se dedicaban a endulzar la vida de otros. - Foto: Valdivielso

Los obispos españoles no reconocen a las hermanas de Belorado y Orduña en el «tono ofensivo y recriminatorio» de la carta y el manifiesto difundidos el lunes con la única firma de la abadesa, ni tampoco en las expresiones vertidas en la entrevista negociada en exclusiva con Telecinco, en la que abundan en «expresiones confusas que parecen fruto de engaños», por lo que conminan a cada religiosa a expresas su postura «en el ejercicio de su libertad de conciencia». Es más, «el desarrollo de los acontecimientos sugiere que no todas las hermanas suscriben la 'carta' de la abadesa», recalca el comunicado difundido ayer por la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada.

Los obispos piden asimismo «la apertura de todas las hermanas de la comunidad al diálogo con obispos, sacerdotes, personas consagradas, hermanos y hermanas de la Iglesia Católica que, fieles a la verdad y en comunión con el papa Francisco, buscan el bien» para las monjas.

Piden perdón por ellas. También emitió ayer un comunicado la Federación de Clarisas de Nuestra Señora de Arantzazu. En él expresan su «nuestra sorpresa y dolor ante la actitud, escritos y comentarios» de sus hermanas, en especial del llamado Manifiesto Católico, «un compendio de críticas infundadas e interpretaciones erróneas» que deben rectificar. Para ello, las tienden la mano y se muestran dispuestas a acogerlas «de nuevo» en una familia «de la que nunca debieron marchar».

Terminan las monjas pidiendo «perdón por todo el mal y daño que esta situación... ha creado dentro de la Familia Franciscana, especialmente entre las clarisas, en los cristianos del mismo pueblo de Belorado y en general en todos los cristianos de buena voluntad», concluyen.